Vie 28.02.2003

DEPORTES • SUBNOTA  › OPINION

La sombra de Passarella

› Por Gustavo Veiga

El edificio del ingeniero nunca tuvo buenos cimientos. Es curioso y a la vez contradictorio. José María Aguilar lo contrató para que no quedaran rastros de Ramón Díaz y su proverbial modo enfático de conducción. En ese camino, Manuel Pellegrini se erguía como un técnico de otro linaje: cauto, alejado del lenguaje chabacano y sin afán de protagonismo, resultaba el tipo ideal para cambiar la imagen. Los dirigentes, con su llegada, daban un mensaje claro. No querían estridencias y sí palabras medidas, previsibles... A esa caracterización del entrenador que pretendían la denominaron “proyecto”, el “Proyecto Pellegrini”. Hasta sonaba bien.
El chileno venía avalado por dos éxitos cercanos con San Lorenzo. Y por una conducta en apariencia intachable. Pero apareció en Núñez después de un ciclo impregnado de ramonismo tanto por los seis títulos conseguidos como por sus estrepitosos fracasos. La comparación, entonces, surgió inevitable. Un torneo –el último Apertura– pasó de largo con dos picos de frustración: el 5 a 0 que le endosó Banfield y la derrota con Boca en el Monumental. La gente masticó bronca y asimiló.
Pero arrancó 2003 y, hasta anoche, la cosecha de Pellegrini había sido muy magra. Apenas una victoria en nueve partidos, incluidos los tres clásicos perdidos durante el verano con el Boca de Carlos Bianchi en su segunda versión. Ese balance y las respuestas futbolísticas de un equipo en falsa escuadra, y del que nadie está en condiciones de intuir su formación –el técnico cambió tantos jugadores como esquemas–, arrinconaron a la comisión directiva. Le quitaron el oxígeno necesario para seguir gobernando sin sobresaltos.
Hoy, más de un dirigente parafrasea a Reinaldo Merlo y su paso a paso. Que en lenguaje riverplatense quiere decir: vamos partido por partido. Ni siquiera se descartan alternativas como el retorno de Daniel Passarella –pese a que le va bien con el Monterrey– o el arribo del propio Mostaza. No en vano ha sido reflotado el nombre del Kaiser. Al doctor Aguilar le hubiera gustado que fuera el técnico cuando asumió la presidencia, pero no tenía plafond entre la hinchada.
Cualquier hipótesis que se teja sobre un futuro que no contemple al ingeniero en su actual cargo se descuenta que tendrá como principal candidato a Passarella. Aunque ahora lo desmientan.

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