La diferencia de categoría entre Boca y River, más allá de lo que después se vio en el juego, estuvo presente en algunos pequeños detalles. Si bien la idea original era repartir en partes iguales, de las 25.000 entradas que se vendieron, la parcialidad de Boca recibió una proporción mayor que la de River, que debió conformarse con poco menos del 40 por ciento. La decisión, según explicaron los organizadores, se debió principalmente a un aspecto físico del estadio, que una de sus plateas tiene una segunda bandeja, y a la determinación de los organismos de seguridad, que desaconsejaron la división de esa platea extra en partes iguales para evitar posibles enfrentamientos. La que hubiera sido una solución salomónica –dividir en dos esa platea, dejando un pulmón importante en el medio– fue descartada porque reducía considerablemente la capacidad del flamante estadio del Club Atlético Sarmiento.

Además, la delegación del último campeón del fútbol argentino fue alojada en el único hotel cinco estrellas del centro de la ciudad de Resistencia, el Amerian, mientras que a la delegación millonaria le tocó en suerte el Hotel Atrium, situado a unas pocas cuadras del primero, un bonito hotel, pero de sólo tres estrellas. Para colmo, la suerte determinó que ya en la cancha, a Boca le tocara utilizar el vestuario del equipo local que, con una gran bañera de hidromasajes, era obviamente más lujoso que el que utilizan los equipos visitantes. Y tampoco ayudó la suerte al plantel millonario en el regreso. Boca consiguió un vuelo inmediato tras el partido, lo que le permite no perder el entrenamiento de la mañana, y a River le tocó esperar para su retorno hasta las 9 de la mañana de hoy.

Esas pequeñas diferencias intentaron saldarse por diferentes medios. La primera cuestión fue el reconocimiento que la provincia de Chaco les hizo a ambos equipos por igual, entregándoles antes del inicio del partido un trofeo recordatorio realizado por artistas locales, todo un símbolo de la ciudad de Resistencia, que se reconoce a sí misma como la “Capital Nacional de las Esculturas”. Y, por último, ambos clubes fueron equiparados en una cuestión todavía más importante, ya que ambos equipos ingresaron juntos al campo de juego, a la moda europea o mundialista, portando una bandera del Inadi, en apoyo a la “Campaña Nacional contra la Discriminación en el Fútbol”, que también se verá en el clásico de Avellaneda que se disputará en Mar del Plata.