DEPORTES
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Una historia por escribir
› Por Gustavo Veiga
Los organizadores del partido que se jugó esta tarde en la cancha de River como homenaje a los campeones del Mundial ‘78 no se lo propusieron, aunque sin querer lo lograron; avivaron un debate no saldado sobre la etapa más cruel de nuestra historia. Ese efecto y el afán de socorrer a los ex futbolistas que pasan privaciones económicas son los dos únicos méritos que arrojó el acontecimiento. Por lo demás, mientras se gestaba la evocación, quedaron expuestas algunas miserias y, asimismo, se truncó la posibilidad de recobrar un poco más la memoria, de unir bajo una misma consigna a los protagonistas manipulados de aquel período con los familiares de las víctimas.
Julio Ricardo Villa y Claudio Morresi, dos ex jugadores, intentaron formular una síntesis que conformara a todos hasta último momento. El ex integrante de aquel plantel que dirigía César Luis Menotti y su colega, un viejo colaborador de Abuelas de Plaza de Mayo y cuyo hermano desapareció durante la dictadura, poco pudieron hacer. La mezquindad de un par de campeones del mundo y la postura de Balón –la empresa organizadora– que no quiso “politizar” el evento, colocaron en una situación incómoda a los organismos de Derechos Humanos que difundieron sus posturas sobre el Mundial ‘78 durante el partido en la cancha de River.
Carlos Pisani, de H.I.J.O.S., afirmó: “Nuestra idea no era dar golpes bajos, ni meternos con los jugadores o la gente”. La agrupación repartió mariposas con mensajes alusivos al torneo, pintó consignas sobre el playón de estacionamiento del estadio de Núñez referidas a la represión pasada y presente, a los 30 mil desaparecidos y hasta llevó una bandera de veinte metros que rezaba “Juicio y castigo a los genocidas” y otra que se preguntaba: “¿Campeones de qué?”. Por su parte, Ricardo Finochiaro, de Balón, definió al partido como “un hecho meramente deportivo”, aunque aclaró que “eso no invalida la libertad que tiene cada uno para expresarse”.
Hubo encuentros previos entre Villa y Abuelas para que los campeones del ‘78 ingresaran al campo de juego con una bandera del organismo o se sacaran una foto, pero no prosperó ninguna iniciativa. Uno de los asistentes a las reuniones le comentó a Página/12 que Daniel Passarella y Américo Gallego se habrían negado a cualquier contacto. Y quienes bregaron para que se realizara el homenaje, mencionaron ciertas condiciones impuestas por la televisión. Villa, por ejemplo, comentó: “Nos dijeron que no había mucho tiempo”.
Es curioso cómo ciertos personajes pierden la memoria o se rehúsan a ver con otra mirada los tristes episodios de aquella época. La proyección del documental Mundial 78: la historia paralela, que emitió Telefé el 27 de junio, resultó bastante aleccionadora en ese aspecto. En 1998, cuando las Abuelas difundían una campaña para buscar a sus nietos como ahora, se les pidió que colaboraran a varios hombres del fútbol. El profesor Ricardo Pizzarotti, integrante del cuerpo técnico de aquella Selección, cuestionó la palabra “lucha” de un comunicado que había redactado la agrupación que preside Estela Carlotto.
Cada uno elige con entera libertad cómo evoca la historia cuando se dispara una ineludible polémica como ésta. Una versión podría ser la de Gente, la revista que sostenía en 1978: “Los argentinos hicimos el Mundial”. La otra todavía no terminó de escribirse.
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