Dom 06.07.2014

DEPORTES • SUBNOTA  › UNA CARAVANA CELESTE Y BLANCA

Rumbo al estadio

› Por Adrián De Benedictis

Desde Brasilia

“Es impresionante el fervor de la gente, hay mucho entusiasmo acá. Este Mundial es muy lindo”, cuenta Christian Bassedas, actual manager de Vélez, mientras se acerca al estadio Mané Garrincha, en esta capital brasileña. Junto a él, una gran cantidad de argentinos dan el presente para seguir al seleccionado. El vestuario es el mismo desde que comenzó el Mundial: camisetas, banderas, bufandas, gorros de arlequín. El colorido que le imprimen es muy particular, al lado de los seguidores de los belgas. Todo parece estar permitido cuando juega Argentina, inclusive beber alcohol dentro y fuera de la cancha, FIFA mediante. Los rostros de los jugadores, en gigantografías que se divisan desde muy lejos, adornan el escenario. Las figuras de Messi y Di María son las que se destacan por sobre el resto.

Por ahí anda también un ex River, ahora en el Verona italiano: Juan Manuel Iturbe aterrizó en la mañana con un grupo de amigos para seguir al plantel por Brasil. “Si Argentina sigue nos quedamos hasta la final”, dice Iturbe, que es perseguido por la Juventus para la temporada próxima.

Entre esos miles se mezclan distintas historias. Como unos cordobeses que llegaron sin entradas, y relataron que fueron a visitar a dirigentes argentinos para que se las provean. La pasión por ver al conjunto nacional todo lo puede. El actor Nicolás Vázquez, simpatizante fiel de River, también se lanzó el fin de semana hacia Brasil para estar presente. Rubén Manusovich, presidente de Fedecámaras y padre de Damián, ex lateral izquierdo de San Lorenzo y actual columnista en Fox Sports, arribó junto a parte de su familia para ver el duelo ante Bélgica.

Con los argentinos también conviven los brasileños, que están desparramados por todas las canchas. Como ellos ya conocen ese canto que se hizo famoso en este país, se golpean el pecho de que ellos poseen a Neymar, a pesar de que ya no podrá seguir en la competición.

La alegría que le vienen imprimiendo los argentinos a este Mundial es muy cercana a la que caracteriza a los locales, quienes a pesar de que están esperando que el duelo decisivo sea el clásico sudamericano, desean que Argentina quede en el camino cada vez que se presenta. Ayer lo exteriorizaron mientras pudieron durante el partido, alentando a los belgas.

Los rostros pintados con los colores argentinos, una prenda para lanzar al aire, todo es posible. A diferencia de otros encuentros, aquí fue menos notoria la reventa de entradas, y costó encontrar a los hinchas realizando la “operación” correspondiente. En eso tuvo que ver la gran cantidad de oficiales preparados para este partido. Ellos fueron los que arrestaron al jefe de la barra de Independiente, Pablo “Bebote” Alvarez.

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