El vicepresidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Luis Segura, reconoció que fue “un grave error” haber vendido entradas a los hinchas durante el Mundial de Brasil 2014. El dirigente, en declaraciones radiales, dijo estar “arrepentido” de haber vendido entradas a simpatizantes argentinos que fueron a Brasil y no tenían boletos para los partidos.

El directivo puntualizó que “no hubo sobreprecio”, sino que se vendieron al valor que tenían para la FIFA, y negó haber cometido un delito. También reiteró que no obtuvo “ganancias con la venta”. “No tengan dudas de que no le revendí entradas a nadie. Yo lo que hice desde mi modesto lugar fue venderles entradas a las personas que viajaron a Brasil sin tickets. Intentamos solucionarle ese problema a la gente”, dijo el presidente de Argentinos.

El dirigente explicó que trató de expender las entradas que le sobraban “a gente conocida” y señaló que los compradores llegaban “por contactos”. “Había 400 personas pidiendo entradas, algunos de buena manera y otros con insultos. Si uno tiene la posibilidad de resolverles el problema a 100 personas, uno lo hace”, sostuvo. Sobre la procedencia de las entradas, Segura consideró que “FIFA nos pasó sobrantes y los vendimos a precio oficial”.

Las investigaciones policiales sobre el escándalo de reventa de entradas para los partidos están todavía lejos de su fin. Una situación mucho más complicada que la de los dirigentes argentinos enfrenta el británico Ray Whelan, director de la empresa Match Hospitality, quien en la noche del lunes volvió a la cárcel tras entregarse a la Justicia brasileña después de pasar varios días en calidad de prófugo. La policía brasileña sostiene que Whelan es el líder de una red ilegal dedicada a revender entradas por precios muy superiores a los cobrados por la FIFA, con lo cual obtuvo ganancias por más de 450.000 dólares en cada partido de Brasil 2014. El escándalo también salpica a la FIFA, ya que es socia de Match Hospitality.