DEPORTES
• SUBNOTA
La Plata, un club especial
› Por Gustavo Veiga
Aunque su profesión de arquitecto indica que diseña casas o edificios, Raúl Barandarian bien podría ejercer la actividad de historiador aficionado. Su explicación sobre los orígenes del club La Plata contribuye a recrear el espíritu en que se forjaron jugadores como Sánchez Viamonte, Pascua, Balut y Montequín, entre otros diecisiete desaparecidos que eligieron el camino más difícil, el más riesgoso, el de la lucha revolucionaria.
“El club nació de una escisión de otro donde se practicaba fútbol, porque la UAR exigía que no podía tener un deporte profesional. Entonces se fundó La Plata. Y lo hicieron estudiantes universitarios. El presidente histórico durante muchísimos años fue Pedro Carrequiriborde, un lúcido, inclusive con posturas progresistas para la época. Y aquellos que tuvimos la suerte de estar con él no aprendimos actitudes autoritarias, sino muy solidarias. Todos los árboles que se ven en el club fueron plantados por jugadores. En el año ’53 o ’54, no recuerdo bien, la ciudad de La Plata cambió de nombre. Se pasó a llamar ciudad Eva Perón. Por lo tanto, el club tenía que cambiar de nombre. Acá había gente que militaba en el peronismo, como el famoso marinero Gomis y, sin embargo, por el clima de libertad que había en este club, dejó de llamarse por un tiempo La Plata y le pusieron El Bosque. Algunos tomaron ese cambio como una actitud muy gorila y otros, como un acto de libertad. Para mí hubiese sido reaccionario que se llamara Eva Perón Rugby Club. ¿Por qué no permitían que se llamara La Plata Rugby Club?”
Para Barandarian “hay cosas en el club que exceden al estatuto y nunca se van a cambiar. Por ejemplo, que para ser miembro de la comisión directiva y, aunque nadie reconocerá que es cierto, hay que haber pisado la cancha uno a las tres y media de la tarde. ¿Sabés qué significa? Que para ser directivo de este club hay que haber jugado al rugby en Primera”.
Nota madre
Subnotas