Para Zinedine Zidane, el Mundial representa un doble desafío. Por un lado, deberá ratificar su título de mejor jugador obtenido en el torneo anterior, cuatro años atrás. Y además, junto con sus compañeros, Francia llega al certamen con la carga de ser uno de los principales favoritos a quedarse con el título. Sin embargo, para el volante del Real Madrid, la ilusión de quedarse con la segunda Copa del Mundo consecutiva supera cualquier motivo de presión. En una entrevista en el sitio fifaworld.com, Zidane analiza las posibilidades de su equipo y elogia a Enzo Francescoli, su ídolo de la infancia.
–¿Cómo se preparan para defender el título obtenido en 1998?
–Tenemos la oportunidad de realizar una hazaña jamás igualada por ningún equipo hasta la fecha: ganar dos mundiales seguidos después de conquistar un título de campeones de Europa y una Copa Confederaciones. Sería algo excepcional, pero es necesario hacer frente al desafío y vencer a muchos equipos antes de pensar en un nuevo título mundial.
–¿Qué equipos le parecen los más peligrosos del torneo?
–No creo que haya un equipo particularmente más peligroso que otro. Todas las selecciones clasificadas irán allí a ganar y desembarcarán en Asia especialmente preparadas. Desde los favoritos conocidos, como Inglaterra, Brasil o la Argentina, hasta las formaciones más modestas, como Senegal. Desde mi punto de vista, el partido de inauguración contra esta selección será para nosotros el encuentro más importante del torneo.
–¿Qué sabe usted de la selección de Senegal?
–Que es un equipo muy motivado, con muchas ganas de vencer a Francia. También sé que irá dispuesto a demostrar muchas cosas y que será muy difícil de batir, ya que, en los últimos tiempos, el fútbol está alcanzando una estupenda forma en ese país. La prueba es que ha llegado a la final de la Copa Africana de Naciones, y la podía haber ganado. Me alegro mucho por Senegal, donde tengo amigos de infancia, y estoy en buena posición para saber lo que les puede estar pasando por la cabeza. No nos podemos confiar en lo más mínimo. Tienen media docena de futbolistas que juegan en Francia, donde no pasan inadvertidos. Insisto: para nosotros, este partido contra Senegal es fundamental.
–¿Haber conseguido varios títulos puede llevar a un aburguesamiento y le planteará a la selección un problema de motivación?
–No hace falta más motivación. Para ganar otro título de campeón del mundo, no hace falta motivarse.
–Pero la ausencia de jugadores clave como Blanc, Deschamps o Pires, ¿no planteará un problema?
–Eso lo podremos comprobar durante el torneo. No creo que represente un verdadero factor desestabilizador. Pero ante todo espero que no tengamos que hablar de ello.
–En lo que a usted concierne, parece haber tenido una caída de nivel en los últimos meses. ¿No le preocupa que eso afecte su rendimiento en el Mundial?
–Al contrario, jugar entre 60 y 70 partidos por temporada al mismo ritmo no es normal. Es cierto, he tenido un bache en febrero y marzo, pero en lugar de inquietarme, me da confianza, porque es un fenómeno que se repite todos los años: me cuesta arrancar al principio de la temporada, me da un bajón durante el invierno y recupero la forma para el final de la temporada, lo cual es una buena señal para el equipo de Francia. Mi cuerpo se ha habituado a ello y se comporta de esa manera. Es lo normal en mi caso. Y después del reposo y de la fase de preparación preliminar estaré en forma para atacar la Copa del Mundo.
–Usted conoce bien el fútbol español desde que juega en el Madrid y otra vez se presenta con grandes ambiciones, pero nunca pudo imponerse a alto nivel, ¿por qué?
–No lo sé. Es cierto que siempre consiguen llegar muy alto. Pero estos últimos años desaparecen de las semifinales en las grandes competiciones. No obstante, esta vez los españoles quieren hacer algo grande de verdad, yle aseguro que están poniendo todos los medios a su alcance para lograrlo. Pueden ganar a cualquiera y serán especialmente peligrosos.
–¿Qué diferencia ve usted entre su vida en España y su vida en Italia?
–Estoy contento de haber cambiado de aires. Y no lo digo por los resultados europeos de mi ex club, la Juventus de Turín, sino porque en Madrid me siento bien. La cultura es diferente de la que he conocido en los cinco últimos años. El fútbol que se juega en España está orientado hacia delante, con el objetivo de producir un juego bonito, lo cual permite ver grandes partidos y lleva a los equipos españoles a jugar un papel importante en el seno del fútbol europeo. Estoy muy contento de haber venido aquí.
–¿Cuál es su mejor recuerdo de infancia sobre los Mundiales?
–Pensándolo bien, el Francia-Brasil de 1986. Fue enorme. Ver a ese equipo de Francia enfrentarse a tales estrellas del fútbol brasileño... Fue una confrontación magnífica. Y al final, Francia se llevó el gato al agua.
–¿El jugador que más le ha impresionado?
–Enzo Francescoli. Fue mi modelo y sigue siéndolo, a pesar de que para la mayoría no sea el mejor. Para mí, es el número uno. Es el jefe.