DEPORTES • SUBNOTA › HABLAN LOS PREPARADORES FISICOS
› Por A. G.
Desde Nuremberg
En todo momento intentan evitar la comparación. Se manejan con prudencia y aseguran que utilizan los métodos de los que ellos están convencidos, pero que no garantizan el éxito. Sin embargo, lo cierto es que el trabajo elaborado por los preparadores físicos Eduardo Urtasún y Gerardo Salorio resulta muy diferente al llevado a cabo por Luis Bonini previo al Mundial de Corea y Japón. En aquella ocasión se planteó una discusión por una supuesta sobreexigencia a jugadores que llegaban agotados tras una larga temporada en Europa. Ahora, la preparación consistió en igualar lo más posible el estado de los futbolistas, compensando con más cargas a los jugadores que actuaron menos a lo largo de la temporada y no demandar demasiado a los que disputaron mayor cantidad de minutos.
“En quince días no se puede hacer magia”, afirmó Urtasún. Muy preciso en sus explicaciones y en muchos casos con términos científicos, el más exigente de los dos profes dejó en claro los fundamentos en los que se basó la preparación. “La idea es que cada uno llegue acondicionado de la mejor manera y por eso el tema de los trabajos individualizados”, comentó Urtasún, que en los ’80 fue jugador de Arsenal. Y puso como ejemplo el caso Messi, que llevó a cabo una recuperación muy larga, ante el temor de que sufriera una recaída: “Es como un auto que demanda mucho combustible. Lionel se desgasta mucho con la explosión que tiene, con esos piques y esos frenos. Por eso, tuvimos que llevarlo muy despacio”. Y si bien no quiere poner un puntaje del estado actual del delantero de Barcelona, aseguró que está para jugar 90 minutos.
Su coequiper Salorio se muestra más flexible y menos ortodoxo. Es el integrante del cuerpo técnico más compinche de los jugadores y un personaje muy peculiar, capaz de retar en vivo a un cronista por haber insinuado algún conflicto entre Scaloni y Crespo, sólo porque el volante pidió el cambio de habitación por los ronquidos del goleador (“Venía Lionel con los ojos así y me decía ‘no puedo dormir, profe’. ¿Querés que no lo cambie?”). Por eso se anima a arriesgar que Messi se encuentra “ocho y medio, por no decir nueve” puntos. Y hasta es capaz de ponerse de ejemplo para explicar la ansiedad que muestra el pibe por regresar a jugar. “Es un adolescente, está muy ansioso y se quiere apurar. ¿Pero sabés las macanas que me mandaba yo cuando tenía 18 años?”, reflexionó Salorio, que además de preparador físico es un amante de la música y toca muy bien el bandoneón: “Me encanta el tango La Yumba, trae suerte, como todo lo de Pugliese. Ojalá el partido contra Costa de Marfil se juegue al ritmo del dos por cuatro”.
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