Por tercera vez en la historia, Argentina debutará en una Copa del Mundo ante un equipo africano, como ocurrió en 1990 en la derrota 0-1 ante Camerún y como sucedió en Japón y Corea en el triunfo 1-0 sobre Nigeria. El tercer antecedente ante seleccionados de aquel continente fue también ante los nigerianos, con una victoria 2-1, la tarde en que a Diego Maradona le dio positivo el antidoping en Estados Unidos ’94. Para esta ocasión, el conjunto de José Pekerman se verá las caras con Costa de Marfil, el actual subcampeón africano, que llegó a la competencia tras dejar en el camino en las Eliminatorias a Camerún y Egipto.

Como pregona la publicidad de Adidas, Costa de Marfil, en el imaginario popular, podría reducirse a Drogba + 10. Es que la personalidad, la potencia y la fama del delantero del Chelsea opacan al resto de sus compañeros. Además, desde el punto de vista táctico, la idea de los Elefantes es dejar aislada arriba a su estrella para que pelee con los defensores rivales, a la espera de la llegada de compañía. Más allá de esas cuestiones, el equipo conducido por Henri Michel, aquel volante central francés del plantel que participó en Argentina ’78 y que fue el entrenador galo en México ’86, cuenta con otros jugadores destacados en el primer nivel europeo. Emmanuel Eboué y Kolo Touré comparten el sector derecho de la defensa, tanto en su selección como en el Arsenal inglés, reciente finalista de la Champions League. El lateral posee un muy buen manejo, pasa al ataque con vocación de definir, aunque suele dejar libre su espalda y muchas veces arriesga más de la cuenta en la salida. Touré es un típico central moderno, de buen juego aéreo en las dos áreas y mucha personalidad para ser el líder de una defensa que a veces exagera en pararse en línea, lo que representa una buena oportunidad para encontrar situaciones de peligro.

Para Costa de Marfil, la de Alemania representa la primera participación en una Copa del Mundo. Orgullo que se potencia en los jugadores a raíz de la delicada situación interna que se vive en aquel país como consecuencia de una guerra civil, que amagó con hacer peligrar la participación en el certamen. “Darle una alegría a un pueblo sufrido” es el lema que se plantearon. Y como sucede en el campamento argentino, la convivencia de los marfileños en su concentración en Niederkassel es excelente. Los jugadores repitieron en varias ocasiones que se encuentran muy felices, porque Michel les da la libertad de vivir bajo sus costumbres e idiosincrasia, por más que en algunos casos los comportamientos se contrapongan con lo que se supone es lo más productivo para un futbolista profesional. “Sabemos que Argentina es favorita para ganar. Pero nosotros vamos a jugar el partido más importante de la historia marfileña”, dijo Michel.

“Es un equipo muy fuerte –aseguró ayer Pekerman–. Tienen fútbol, orden táctico y jugadores experimentados”, comentó el entrenador, que elogió a Drogba: “Es un cabeza de área que tiene mucho control de pelota”. “Costa de Marfil es un equipo de mucha potencia física”, remarcó Juan Pablo Sorin. “Si bien ataca con poca gente, es un equipo al que le gusta mucho tener y tocar la pelota. Será un lindo duelo de estilos”, señaló el capitán argentino, que igualmente dejó en claro que si Argentina impone el suyo no tendría que sufrir inconvenientes para lograr su primera victoria en el Mundial.