Mar 15.08.2006

DIALOGOS  › VALENTIN MEJILLONES, EL AMAUTA DE EVO

“Siempre nos dejaron fuera, ahora queremos ser parte”

› Por Luis Bruschtein

Valentín Mejillones Akharapi es el amauta (hombre sabio o guía espiritual) que entregó el bastón de mando al presidente de Bolivia, Evo Morales, en la impresionante ceremonia de asunción que se efectuó en Tiwanaku. Su nombre en aymara es Siquititi Huaranca. En una convención de pueblos indígenas, en 1998, fue designado coordinador de Ancianos y Guías Espirituales de América. Fue secretario de Cultura y Educación de la Federación de Juntas Vecinales de la ciudad de El Alto y es el mallku o jefe político de su comunidad. Mejillones Akharapi habla en forma pausada, medita sus respuestas y las elabora con cierta dificultad porque su lengua de origen es el aymara y recién aprendió a hablar español a los 13 años. Evo Morales no oculta el respeto que siente por el amauta, a quien conoce desde los años ’80 cuando, todavía joven, el actual presidente boliviano comenzó a participar en los movimientos indigenistas. Antes de las elecciones, los principales amautas de Bolivia celebraron una wajta, oración a la Pachamama, para que “el hermano Evo fuera el vencedor”.

–Todo estaba escrito, hemos podido recibir los mensajes por los espíritus de nuestros ancestros que moran en nuestras montañas, recibimos los mensajes de los espíritus tutelares que moran en el Illimani, Silillica, el Wayna Potosí y el Chacaltaya, que también llamamos el cinturón de seguridad de la integridad de la humanidad. El amauta, que es un intermediario de la Pachamama y el cosmos, o un profeta aymara, recibe mensajes casi constantemente de ellos.

–¿En esa profecía estaba incluida la imagen del regreso de los hombres sabios?

–En 1492, cuando fue la invasión, de sujetos pasamos a ser tratados como objetos, no nos han dado importancia, hemos sido discriminados y estos ancianos, estos amautas, hemos sido olvidados, hemos sido desprestigiados, nos han llamado idolatristas, paganistas y hasta nos han tratado de hechiceros. Entonces nuestras actividades espirituales debíamos hacerlas en clandestinidad. Pero sabíamos que tenía que llegar el tiempo, el Patcha Kutja o nueva era para la humanidad, porque todo es evolutivo, nada es estático, porque todo es al movimiento del cosmos, entonces sabíamos que tenía que llegar y tenían que cumplirse estas escrituras sagradas.

–¿Cuáles fueron las señales de esta profecía?

–El amauta lee en la hoja de coca, que es nuestra hoja sagrada, que jamás en esta Pachamama se va a acabar. Aquellos que pretendan acabar con ella, el que la queme para matarla, va a sufrir con sus cenizas, por eso la hoja de coca es siempre para siempre. Ella nos dice, por ejemplo, quién debe ser amauta. Las señales están en la hoja de coca, pero también en las escrituras que están en los templos sagrados, en el Taikepalla, que es la piedra central de Tiwanaku, que en alguna época fue el ombligo del mundo, y en otros templos. Hasta este momento muchos de nuestros hermanos y hermanas todavía ignoran el significado completo de estas escrituras. Alguna vez yo decía que las piedras también hablan, también saben pensar. Entonces este movimiento se ha cumplido.

–¿Qué papel tiene Evo Morales en este movimiento que usted anunciaba recién?

–Bueno, él también ha sido señalado por este pensamiento profético...

–¿El también es amauta?

–No es amauta, pero es un hombre político que realmente estaba en el proceso, constantemente con el movimiento de los pueblos originarios que agrupa a los 37 pueblos: aymaras, quechuas, guaraníes, chiquitaníes, chimanes, guarayos, los mojos, etc, etc. Se está cumpliendo una profecía que estaba escrita en las piedras, pero nadie podía entenderlo del todo. Hasta ahora yo mismo ignoro cómo descifrar esas escrituras sagradas en la Puerta del Sol, en el templete subterráneo, en la kapana que está construida sobre la base de siete gradas que significan un número sagrado para la cultura aymara. –¿Cómo conviven en Evo ese aspecto espiritual de los pueblos indígenas con el hombre político, el funcionario?

–En nuestro pensamiento, en la vida misma, existen cuatro elementos sagrados que son la tierra, el fuego, el aire y el agua. En la vivencia de la humanidad también conviven la espiritualidad y la política y la economía y la educación. Son cuatro pilares, cuatro sabidurías importantes que no se pueden separar. Es como decir el sol y la luna, la noche y el día, no se pueden separar, son complementos, el hombre, la mujer. En nuestro pensamiento, nuestra parte ideológico-filosófica, siempre han sido pares y siempre han sido complementos, porque el mal siempre ha sido complemento del bien. Entonces la espiritualidad ha sido parte de la parte política. Por eso yo también participo en el movimiento político, pero no soy politiquero, sino que por ser un hermano aymara, estaba apuntando que sabíamos que había un hermano aymara que tenía que llegar al gobierno.

–En este momento hay una polémica con la Iglesia Católica en Bolivia por la educación.

–También en esta parte la educación es foránea, opresora, alienante y cómplice del sistema. Cuando se habla de un cambio tiene que haber un cambio. Aquí no tenemos por qué excluirlos a ellos. Ellos están molestos porque piensan que nosotros vamos a excluirlos, pero esto es malentendido por la religión católica. Nosotros queremos incluirnos como una materia en la educación que enseñe nuestra espiritualidad, por eso vamos a insistir. Aquí es como decir que nuestra espiritualidad es como nuestros hermanos que hace años vivían en armonía, hacían florecer, vivían en equilibrio con la naturaleza. Y cuando hay un cambio, un Pacha Kutja, significa retorno a la nueva era. No es volver al pasado, pero si no tenemos la historia, de qué pasado podemos hablar, de qué futuro. La filosofía nuestra dice: mirar atrás, eso significa leer el pasado, mirar a los costados y caminar hacia adelante. Caminar hacia adelante es el proceso.

–Usted no usa la palabra religión sino espiritualidad cuando se refiere a sus creencias. ¿Cuál es la diferencia?

–Cuando habla de religión, es una palabra latina: “relegare”, que significa algo de lo que está alejado, entonces religión significa que está buscando para reencontrarse con su Señor. Para nosotros no existe religión en ese sentido, nunca hemos sido separados de la Naturaleza, siempre hemos convivido con el padre Sol, la madre Luna, con la Pachamama, la madre tierra, como todo un ser integral; respetando cada cosa que existe en el mundo nos hermanamos, porque la piedra o las estrellas también son nuestros hermanos, los árboles son nuestros abuelos, etcétera. No tenemos por qué buscar otra religión porque nosotros estamos viviendo con la naturaleza, somos parte de un todo, de ese ser integral.

–¿Esas dos culturas ahora establecerán puentes, deben convivir?...

–En este aspecto, los aymara siempre hemos sido representativos, expresivos y protagonistas. No somos excluyentes sino incluyentes. Jamás vamos a decir: “los católicos fuera” o cualquier otra religión, porque hay libertad de culto. La constitución política del Estado no ha sido trabajo nuestro o de nuestros padres, pero ahora es el momento en que nosotros queremos ser parte de ello. No sólo la religión católica sino también de acuerdo con el convenio 167 de la OIT, queremos ser parte.

–Usted ha participado en movimientos políticos, en las marchas que produjeron la caída del presidente Sánchez de Lozada. ¿En este proceso tiene aspiraciones políticas?

–Yo soy aspirante a guerrero espiritual, pero soy parte también cuando se habla de la política, que nada va separado, nada está aislado, sino que todo es un conjunto. Como los cuatro elementos, no podemos separarlos. La política y la espiritualidad se habían manejado cuando florecía la cultura Tiwanaku.

–Usted participa políticamente en la ciudad de El Alto.

–Y también ocupo un lugar de mallku (líder político) en la comunidad y estoy cumpliendo el servicio de ser autoridad de mi comunidad.

–¿La figura del mallku está institucionalizada en Bolivia?

–Yo por eso decía a veces que no soy boliviano. Porque nosotros tenemos una estructura diferente a la del gobierno y durante siglos esas estructuras se han mantenido separadas. El gobierno tiene la Cámara baja, la Cámara alta, sus ministros, diplomáticos. En lo propio, los pueblos originarios hemos tenido siempre nuestras autoridades aunque no fueran reconocidas institucionalmente. El ayllu tiene su autoridad propia donde está conformado por kapas mallku, apumallku, mallku, ucamani, irpa y arka. Las arkas son las bases. El dirigente es nombrado por las bases.

–¿Qué importancia tiene para usted este aporte espiritual al proceso de integración que se da en América del Sur?

–La palabra importancia no sé si se aplica en este caso. Cuando dije que no somos excluyentes quiere decir que por diferentes colores que seamos, blancoides, morenos, negros, etc., cuando se habla de humanidad se habla de uno y ese uno somos todos. No tenemos por qué escogernos, ni tampoco ser racistas. Yo soy hablante aymara y no conozco que exista en mi lengua la palabra raza, no la encuentro.

–¿Esta sociedad armónica de la profecía es la que debe construir Evo Morales?

–Alguien quizá decía: “Ustedes los aymaras están en el poder. Todavía no estamos en el poder. Eso sí, tenemos un hermano, Evo Morales, en el gobierno, presidente que se sentó en la silla de los que han manejado los gobiernos neoliberales. Cuando en el Parlamento estén sentados nuestros hermanos guaraníes, aymaras, chiquitaníes, de otras culturas, allí podremos decir que estaremos en el poder. Porque hasta el momento sólo ha habido un cambio. Lo que nosotros llamábamos neoliberales ahora son opositores y nosotros, los indígenas que antes éramos opositores, ahora estamos en el gobierno. Se ha dado un giro.

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