Es el “embajador en misión” de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) en la Argentina, una nación con la mayor parte de su territorio colonizado por la monarquía de Marruecos desde la década del ‘70, cuando el pueblo saharaui logró independizarse de España. La RASD es el último caso pendiente de descolonización en el continente africano. “La cuestión saharaui figura siempre con las Malvinas en la Comisión de Descolonización de la ONU”, señala Bachir.

Su cargo diplomático todavía no fue acreditado por el gobierno argentino, como sí lo fue por la mayoría de los países latinoamericanos. Actualmente un grupo de diputados de diferentes bloques trabaja para concretar el reconocimiento oficial de la RASD. La causa saharaui cuenta con el apoyo de la casi totalidad de organismos de derechos humanos de Argentina y del mundo.

Ubicado al norte de Africa, el territorio saharaui se encuentra dividido por un muro de 2720 kilómetros levantado por el gobierno marroquí. De un lado se encuentran los territorios ocupados y del otro los liberados por el Frente Polisario, el ejército revolucionario que viene luchando desde la década del ‘70 por la autodeterminación del pueblo saharaui. Para evitar la circulación de un lado a otro, Marruecos plagó de minas antipersonales lo que se conoce como “el muro de la vergüenza”. “Muchos lo consideran como la prisión más grande del mundo a cielo abierto, donde centenares de miles de personas viven bajo un terror todos los días y no se permite la presencia de ningún observador internacional”, acusa Bachir, que recién tuvo la posibilidad de visitar a su madre, que vive en territorios ocupados, en 2004, cuando la ONU, después de 29 años de separación, llegó a establecer un programa de intercambio de visitas de las familias de las dos partes del muro, que lleva a cabo el Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) con la Minurso. “Es la primera y última vez que logré ver a mi familia en la otra parte; mi hermana sigue de ese lado”, cuenta Bachir.

Bachir se incorporó en las filas del Frente Polisario en 1974. Enseñó en las escuelas en las zonas liberadas de la RASD y en los Campamentos de Refugiados saharauis. Luego fue miembro de la misión Saharaui en Libia, agregado cultural en la embajada de la RASD en Argelia y responsable internacional de la Unión del la Juventud Saharaui. Entre 1996 y 2009 ocupó el cargo de vicerepresentante del Frente Polisario en Italia y desde 2010 es el representante de la RASD y del Frente Polisario en la de Argentina.