DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUE ZADIE SMITH?
› Por J. C.
Con Zadie Smith (Londres, 1975) ocurre como con los grandes futbolistas o con las estrellas de cine o con los músicos que tienen sus mismos años: nos olvidamos de que ellos siguen padeciendo –a pesar de sus éxitos rutilantes o de sus fracasos vistosos– la timidez que habita edades así. Y Zadie Smith es tímida, se conduce como una persona tímida y te recibe como suelen hacerlo las personas que aún son más tímidas de lo que su notoriedad deja presumir. Desde hace una década, ella es una promesa firme de la literatura británica. Su primer libro, Dientes blancos (del año 2000), fue lo que ahora se llama “un suceso mundial”. La crítica recibió a Zadie, que tenía 25 años, como una mujer de gran poderío narrativo, alguien que iba a pisar más que nadie en las letras en las que irrumpía. Ahora, su otra novela grande, Sobre la belleza, aparece precedida de una aclamación similar, aunque ya los que la leen y los que la critican son conscientes de que, de la promesa a la realidad, esta mujer de 31 años ha corrido un largo trecho, con extremo aprovechamiento. Ella tuvo que acostumbrarse, cuando tuvo el primer éxito, a bucear en todos los ámbitos, los que la recibían con calor y los que la recibían con reticencia, y soportó preguntas o descripciones de las que ahora abomina.
Así que esta nueva incursión masiva en el mundo de las entrevistas, de los elogios y de los desdenes la toma ya con cierta veteranía, y con un ligero cansancio que se trasluce nada más vernos, cuando nos pone en guardia frente a lo que le disgusta profundamente. Nos recuerda que muchos de sus entrevistadores informan a los lectores de cómo viste, como si la vestimenta de una escritora diera noticia de lo que narra, y también nos hace saber que, si por ella fuera, ya no daría entrevistas, o al menos no tantas; pero, dijo, ella es una profesional y sabe que a sus editores esto les importa mucho..., y a sus libros, también. Lo afirmó todo casi seguido, como si pusiera sus propias cartas sobre la mesa; pero lo expresó en un tono neutro, mirando para otro lado, como hablaría una chica de 31 años que aún no ha vencido la timidez y mira hacia un punto en el que preferiría que no hubiera absolutamente nadie.
Después, la charla discurrió con ligereza; ella se siguió estrujando la cara y las manos como si quisiera pertenecer a otro cuerpo, se quitó y se puso unos aretes grandes y dorados, y dejó que sus ojos, enormes, bellísimos, cruzaran la sala en busca de una luz o de una escapada. Zadie Smith es una escritora, una escritora total, transida de literatura, preocupada por ella. Enamorada de escribir. Y alegre. Además de tímida, alegre. Lo dijo.
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