DISCOS
› SE EDITA UNA SERIE DE VEINTE DISCOS CLASICOS
La calidad a precio de oferta
Una colección de bajo precio incluye desde coros de “El Mesías” hasta una gran versión del “Concierto para piano” de Schönberg.
› Por Diego Fischerman
En la década de 1980 hubo una revolución. Había aparecido un nuevo sortilegio, el disco compacto, y con él el mercado discográfico soñó que iba a ser eterno. De pronto se podía volver a vender todo lo que ya se había vendido y, en el ámbito particular de la música clásica, volver a grabar lo ya grabado. Infinidad de contratos de exclusividad, toneladas de integrales de las sinfonías y los conciertos de los mismos compositores y, por supuesto, también el repentino descubrimiento de repertorios hasta ese momento marginales, provocaron un crecimiento sin precedente de las ventas. Pero todo flujo tiene su reflujo y, veinte años después, las cosas están lejos de ser tan promisorias.
El mercado del disco clásico es hoy considerablemente más pequeño que hace dos décadas. El volumen de novedades es apenas una décima parte del de otrora. Y, en medio de ese panorama, agravado en la Argentina por el cambio recontraalto –o los sueldos recontrabajos, vaya a saberse– las compañías líderes deben pensar estrategias nuevas. El reciclado de los grandes clásicos de la clásica en nuevas colecciones que puedan venderse a precios bajos es una de ellas. Y, en ese sentido, la serie Eloquence, con títulos del catálogo que hoy pertenece a Universal (Deutsche Grammophon, Decca y Philips), es ejemplar. Por un lado por el hecho nada menor de que en cualquier disquería de Buenos Aires pueden comprarse a un precio estimativo de quince pesos. Por el otro, por la sencilla razón de que la selección de los veinte volúmenes que acaban de salir a la venta es sencillamente impecable, tanto por la calidad de las versiones como por la variedad de una selección que no descuida los grandes hits pero incluye algunas invalorables joyas para paladares negros.
Entre los primeros están, por ejemplo, los CD dedicados a música para órgano de Johann Sebastian Bach (incluyendo la Toccata y fuga en Re Menor) por Karl Richter, una selección de arias y coros de El Mesías de Händel, dirigida por Sir Adrian Boult, otra con highlights de la ópera Madama Butterfly de Puccini, por un elenco excepcional que incluye a Renata Tebaldi, Carlo Bergonzi y Fiorenza Cossotto con la dirección de Tulio Serafin, un álbum de Plácido Domingo con arias y escenas de conjunto de óperas como Tannhäuser de Wagner, La Traviata de Verdi o Carmen de Bizet y con compañeras como Agnes Baltsa o Edita Gruberova, y otro con marchas nupciales famosas. Entre las exquisiteces se encuentran las Sonatas Patética, Pastoral y Waldstein de Beethoven por Friedrich Gulda (el pianista más admirado por Martha Argerich), un CD con los Conciertos para piano y orquesta de Schönberg por Alfred Brendel y para violín y orquesta de Alban Berg, por Zvi Zeitlin, ambos con la conducción de Rafael Kubelik, Pelléas et Mélisande y Noche transfigurada de Schönberg, por Sinopoli, y un disco genial, con el Concierto para orquesta y el Concierto para dos pianos, percusión y orquesta de Béla Bartók, por la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam dirigida por Antal Dorati y David Zinman, respectivamente, y con Martha Argerich y Nelson Freire como solistas en la segunda obra.
La lista no se agota allí y abarca la legendaria interpretación de la Academy of St. Martin in the Fields de los conciertos para violín de L’estro armonico de Vivaldi, Las Suites orquestales Nº 2, 3 y 4 y los Conciertos para clave BWV 1056 y para 4 claves BWV 1065, por la Orquesta Bach de Munich conducida por Karl Richter, los Conciertos para cello y orquesta de Haydn (Nº 2) y Boccherini (Nº 2 y 9) por Mstislav Rostropovich y por Pierre Fournier, el Concierto para clarinete y el Quinteto con clarinete de Mozart por Jack Brymer con la Academy of St. Martin in the Fields y por Gervase De Peyer junto al Cuarteto Amadeus y, del mismo autor, las Sinfonías Nº 40 y 41 por la Filarmónica de Berlín dirigida por Karl Böhm. Los románticos están representados por el Quinteto “La Trucha” y el Cuarteto “La muerte y la doncella” de Schubert (por Cliford Curzon y miembros del octeto de Viena y por el Cuarteto de la Filarmónica de Viena), las Sinfonías Nº 3 y 4 de Mendelssohn conducidas por BernardHaitink, las Suites Nº 1 y 2 de Peer Gynt y el Concierto para piano de Grieg (con Geza Anda y las direcciones de Herbert von Karajan y Rafael Kubelik), los conciertos Nº 1 para piano y para violín y orquesta de Tchaikovsky, el Nº 1 y el Nº 3 de Rachmaninov (por Ashkenazy) y la Sinfonía Nº 5 de Mahler, conducida por Zubin Mehta.