DISCOS
› CUATRO NUEVOS ALBUMES DE JAZZ ARGENTINO
Una serie de CDs que apuesta al talento y la imaginación
Jodos y Lo Vuolo con sus tríos, Horacio Fumero en dúos que incluyen a León Gieco y Alonso-Epumer publicaron CDs notables.
› Por Diego Fischerman
Se habla de un boom del jazz argentino. Podría tratarse de una exageración. O de una mera operación de marketing. Pero hay algunos datos objetivos que, en todo caso, conviene poner en su justa medida. Por un lado, hay una nueva generación de músicos con un nivel técnico alto y con ideas y lenguajes propios. Por otro, hay sellos discográficos interesados en ellos y dispuestos a poner a su servicio buenas condiciones de grabación, edición y distribución. Que en Europa empiece a hablarse de jazz argentino como una categoría, que la revista española Cuadernos de Jazz le haya dedicado una nota de tapa y, sobre todo, que estas propuestas sean capaces de tentar al público, es, en todo caso, la prueba de que ese auge va más allá de las fórmulas vacías.
El sello que abrió el juego fue BAU, dando lugar a quienes hoy constituyen la columna vertebral de esta movida. Y la rúbrica la puso, por primera vez en la Argentina, una major. EMI, con la dirección artística del pianista Adrián Iaies, decidió inventar un subsello dedicado al jazz del Río de la Plata (la concesión geográfica se hace necesaria debido al CD grabado por el uruguayo Hugo Fattoruso). La aventura no se agota en una simple sucesión de discos de músicos buenos sino que implica, también, la puesta en juego de algunas imaginativas ideas de producción. El sello, llamado S’JAZZ, comenzó sus actividades el año pasado, con ediciones de Fattoruso, Carlos Franzetti, Ricardo Cavalli y Mariano Otero. Ahora, acaba de editarse una segunda serie: Perspectivas de Ernesto Jodos, Kuchiku de Francisco Lo Vuolo, Isoca de Horacio Fumero y Sinfín del dúo de los guitarristas Lito Epumer y Armando Alonso.
El primer disco del pianista Lo Vuolo, una de las figuras más impactantes del jazz argentino actual, confirma que se trata de un músico tan talentoso como atípico. Con 21 años y un asombroso conocimiento de la historia del instrumento, él es una especie de posmodernista involuntario y salvaje. A la manera de Monk, es capaz de alternar las armonías más modernas con el estilo stride y de moverse con absoluta libertad por distintas maneras de frasear y de acentuar. Aquí junto a Mariano Otero alternando con Horacio Fumero en el contrabajo, Oscar Giunta en batería y Enrique Norris en corneta, combina composiciones originales (en el doble sentido de la palabra) y standards en versiones ricas y siempre sorprendentes.
Fumero, compañero de ruta habitual de Adrián Iaies, fue alguna vez músico de León Gieco y, desde hace años, es uno de los músicos más importantes del jazz español. Aquí entrega un disco imprevisible en el que, además, junta varios de sus amores. Se trata de dúos con diferentes músicos, entre ellos Iaies (con quien toca un tema del pianista, Una perla en el vacío), Lo Vuolo, Bil McHenry, el bandoneonista Pablo Mainetti y Raynald Colom. Junto a la voz de Horacio Ferrer toca Libertango, de Piazzolla. Junto al guitarrista Luis Salinas, interpreta Danzarín, de Julián Plaza, y La compañera, de Valle y, con León Gieco, Cinco siglos igual. En Perspectiva, Jodos, que ya había grabado el disco más importante de 2004 –un álbum de piano solo registrado en vivo en Rosario y editado por BlueArt– vuelve a lograr un álbum exquisito, con Jerónimo Carmona alternando con Hernán Merlo en el contrabajo y Sergio Verdinelli con Carto Brandán en la batería, más la corneta de Norris y el saxo de Alberto Garantón en tres de los temas. Además de los temas del propio Jodos, sobresalen las dos versiones de temas de Spinetta: Contra todos los males de este mundo (el antídoto y Ella también. Alonso y Epumer, dos guitarristas que han sido maestros de más de una generación de instrumentistas, entregan, por su parte, un disco íntimo y expresivo, que alterna composiciones propias con otras de Pat Metheny, John Abercrombie y Wayne Shorter.