ECONOMíA › RETIRAN LIBROS DE CIRCULACIóN
› Por David Cufré
Aunque de cara a la sociedad el Gobierno niega tozudamente cualquier problema en el Indec, dentro del Ministerio de Economía y en otras dependencias públicas conectadas con la gestión económica resuenan severas críticas por el (des)manejo del organismo de estadísticas. Se plantea que a esta altura la falta de números confiables alimenta las expectativas inflacionarias. Una frase de tono académico resume ese pensamiento: “La información estadística oficial es una base indispensable para el desarrollo sostenible”. Quien hacía esa advertencia no es otro que el propio Indec, antes de su “intervención” en enero de 2007. La cita figura en un libro llamado ¿Qué es el Indec?, impreso en 2006, que las autoridades del organismo acaban de retirar de circulación. Sus valiosas definiciones ya no se pueden encontrar ni siquiera en la biblioteca del Instituto, porque la publicación también fue sacada de ahí.
“El Estado nacional debe asegurar la vigencia del derecho a la información”, postula el libro caído en desgracia, cuya edición original fue de 30.000 ejemplares. “Para ello –explica– es necesario lograr un alto nivel de objetividad, independencia técnica y profesionalidad en la generación de las estadísticas públicas.” La declamación de esos principios no es lo usual desde que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, desembarcó con su gente en el Indec –por instrucción de Néstor Kirchner, primero, y con el respaldo actual de Cristina Fernández– a principios de 2007.
La edición lleva como título ¿Qué es el Indec?. Es una publicación con vocación didáctica, que cuenta las funciones del organismo, cómo está organizado y cuál es el material que produce. Miles de ejemplares fueron enviados a un depósito del Indec, pero algunos pudieron ser rescatados. Página/12 accedió a uno de ellos y buscó luego el libro en el propio Instituto, adonde dijeron que ya no está disponible para su consulta, sin más explicación. Tampoco figura en los catálogos para la venta en la sede del Indec ni en su portal de Internet. En síntesis, desapareció del mapa.
Economistas cercanos al Gobierno entienden que la desnaturalización del Indec es parte del problema de la inflación, ya que al haber roto el termómetro, las empresas –sobre todo las formadoras de precios– tienen el terreno libre para remarcar. Para combatir la inflación por vías heterodoxas, sin enfriar la economía ni subir las tasas de interés ni afectar los salarios, como reclama el FMI, se necesita una intervención eficiente y extendida del Estado en la economía, explican, con la aplicación de políticas sectoriales activas, con fomento a la inversión y respaldo financiero. Esa política sofisticada, madura, que acercaría a la Argentina a países desarrollados, tropieza desde el vamos con el Indec en su situación actual, diagnostican.
Sin embargo, esos economistas dan cuenta de una situación paradójica. Aseguran que el Gobierno enfrenta un problema previo para normalizar el Indec, si ésa fuera su intención, que es la propia escalada de precios. Si en este momento Martín Lousteau presentara un nuevo índice de inflación que reflejara la dinámica de aumentos, el salto sería impactante. Por eso, economistas afines al Gobierno estiman que el Ejecutivo primero intentará desacelerar las subas y después, eventualmente, avanzaría con correcciones en el Indec. Por ahora, en el Instituto no hay ninguna señal de flexibilización, sino todo lo contrario, como lo ejemplifica el penoso destino del libro mencionado.
“Los que integramos el Indec creemos que tenemos un compromiso con la comunidad, en relación con la satisfacción de sus intereses y necesidades de información, buscando permanentemente suministrar datos veraces, pertinentes y oportunos que contribuyan a mejorar la calidad de vida, al progreso de la sociedad y al uso eficiente de los recursos disponibles”, sostenía la publicación retirada. El Indec ya decidió que este año no participará con su clásico stand en la Feria del Libro, así como tampoco estuvo en esta oportunidad en ExpoAgro ni concurrirá a las ferias del libro provinciales.
La política de bajar la exposición pública y retirar material bibliográfico llegó a otra publicación histórica del Indec: el Anuario Estadístico. Al igual que el libro ¿Qué es el Indec?, el anuario de 2007 fue enviado a un depósito del organismo. La diferencia es que ese cuadernillo nunca llegó a estar a disposición del público, ya que fue retirado de la sede central del Instituto días antes de su difusión. Las autoridades del Indec ordenaron contar los ejemplares para constatar que no faltara ninguno. El anuario contiene los resultados estadísticos de todo el año 2006, antes del terremoto de enero de 2007.
“Entendemos que para la producción de estadísticas oficiales es necesario contar con valores que aseguren un correcto desempeño de la función pública. En tal sentido, la ética profesional, el respeto mutuo con los restantes actores sociales, la transparencia de los métodos y procedimientos estadísticos utilizados y la independencia técnica de nuestro trabajo constituyen los ejes centrales que fundamentan nuestra labor cotidiana”, destacaba el libro editado en 2006. Economistas del arco progresista coinciden con el Gobierno en que el Indec tampoco era un jardín de rosas en el pasado y que existían sectores ligados a consultoras económicas de la city y al pensamiento más conservador. Pero enfatizan que lejos de arreglar ese problema para que el Indec sea más creíble, la intervención oficial agravó el panorama.
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