ECONOMíA › OTRA VEZ, MORENO ES EJE DE LA POLEMICA
› Por Raúl Dellatorre
El episodio, según lo contaron algunos de los presentes, sucedió más o menos así. Guillermo Moreno ya había largado su discurso, fijó su posición y se llamó a silencio. Los dirigentes de las entidades del campo, de a uno, fueron planteando sus posturas. Cuando le tocó a Ulises Forte, vicetitular de Federación Agraria, con voz ronca y tono firme, empezó a desarrollar sus argumentos con una oratoria que pintaba desafiante. Fue en medio de esta exposición que se sintió un ruido de taza que se estrellaba contra el vidrio de la mesa. En medio del silencio que se impuso, todos volcaron la cabeza hacia el lado de Moreno, quien se paró largando a media voz un insulto ininteligible, mientras miraba la mancha del mate cocido derramado sobre la mesa. Con gesto de contrariedad y ofuscación, tomó sus papeles y se retiró del salón. Nunca regresó.
Guillermo Moreno había sido el personaje central, para algunos, del conflicto entre la dirigencia del campo y el Gobierno del día martes. Varios representantes de organizaciones rurales, entre ellos el mencionado Forte, lo habían acusado de “amenazas” y “apretadas” a distintos actores de la comercialización de hacienda, para que no “marcaran” precios por encima de los que la Secretaría de Comercio había sugerido. Nadie precisó en qué términos ocurrieron las intimidaciones ni quiénes la habían recibido. Pero la sola versión fue suficiente para que el diputado Adrián Pérez, de la siempre atenta Coalición Cívica, denunciara públicamente “el comportamiento mafioso” del personaje en cuestión y reclamara su renuncia, en defensa de “la gente de campo”.
Ayer, el presidente del Mercado de Liniers, Roberto Arancedo, negó enfáticamente haber sido víctima de amenazas, ni de haber visto episodios de esa índole, siendo él quien recibió personalmente a Moreno en el lugar. Javier De Urquiza, por su parte, aseguró que nadie mencionó, ni en la reunión de ayer ni en la del martes en Secretaría de Agricultura, estos hechos, a los que se atribuyó la culpa por la postergación por 24 horas del inicio de las negociaciones en la Comisión de Carnes.
Empezaron las negociaciones y los actores han subido a escena, cuidando cada uno de cumplir su rol. A veces sobreactuado, como si se tratara de una ópera o la comedia griega. Otras, con un dramatismo tan exagerado que provoca hilaridad. A Moreno le sienta bien el traje de villano, y a sus opositores les cae como anillo al dedo tenerlo enfrente. El problema es adónde conduce este juego teatral. Porque mientras algunos buscan con denuedo cómo conducir la discusión hacia las definiciones estratégicas de una política agropecuaria integral (lechería, ganadería, trigo, arroz, regionales, etc.), otros sólo están preocupados por cumplir un papel lucido en el espectáculo. Y que el tema se resuelva en otros escenarios y con otra puja de poder, distinta.
Moreno disfruta del papel, y de provocar a otros para que le hagan de partenaire. Algunos le siguen el juego. Un debate de fondo sobre políticas agropecuarias seguramente llevaría la discusión a un punto muy diferente al de “retenciones móviles sí” o “retenciones móviles no”, que paralizó el país durante 21 días y dividió a la sociedad. Otra cosa, y otro impacto, tendría hablar de regulaciones estatales al comercio de granos y carnes, de prioridades basadas en los principios de la seguridad alimentaria, respaldos y subsidios a la agricultura familiar y tributos a las grandes utilidades y al capital concentrado.
Ayer, cuando la reunión continuó sin Moreno y se hacía evidente que ya no retornaría, varios dirigentes del agro mascullaron su rabia porque el funcionario, otra vez, les había lanzado lo suyo sin darles oportunidad de réplica. El villano, pensaron, huyó nuevamente, volcando el mate cocido en su fuga.
Otro villano rural, pero bandido en serio, se hizo popular en la primera mitad del siglo XX bajo el alias de Mate Cosido, por la cicatriz con varios puntos de sutura que lucía en su frente. Refugiado en los montes desde muy joven huyendo de “la autoridad”, por problemas “de polleras”, empezó a dedicarse a robar para vivir, repartiendo entre los pueblos pobres, que lo apoyaban y “guardaban”, parte de su botín. Planificaba asaltos a viajantes, pagadores, hacendados y estancieros, empresas. Intentando cobrar el rescate del secuestro del encargado de una estancia, cayó con su banda en una emboscada de la Gendarmería, en Chaco, y resultó gravemente herido. Era diciembre de 1939. Pero logró huir, y nunca más se supo, a ciencia cierta, de su destino.
Mate Cosido, con “s”, se convirtió en un personaje de leyenda de los montes chaqueños y su historia se irradió con los años hacia todo el país. Hoy, otro personaje, el del episodio del mate cocido, con “c”, del día de ayer, también busca convertirse en leyenda. Pretende, también, pasar a la historia como el “villano” que les quita a los grandes hacendados para repartir entre los pobres.
Pero en esta puja entre la dirigencia agraria y el Gobierno, no hay únicamente dos bandos ni intereses diferenciados con semejante simplicidad. Si hay debate de fondo sobre políticas agropecuarias, los alineamientos serán otros, rompiendo inclusive los dos bloques aparentes de la puja actual. Los pasos de comedia de Moreno no serán, seguramente, el mejor camino a la discusión de las transformaciones necesarias en la estructura productiva agropecuaria. Pero muchos de los que se prenden en sus provocaciones, dirigentes o políticos, buscan concientemente bloquear esa discusión. Para éstos, y sus intereses, el show debe seguir.
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