El mercado petrolero ya casi no necesita excusas para justificar la suba del precio del barril, que se produce prácticamente a diario aunque no haya novedades. Pero ayer sí hubo un hecho que, aun en tiempos normales, hubiera provocado algún impacto alcista: el Departamento de Energía de Estados Unidos informó una baja en sus reservas de crudo en la última semana de 5,4 millones de barriles, cuando los analistas habían pronosticado un alza de 300 mil barriles. El precio del barril en Nueva York pegó un salto de 4,10 dólares en los contratos para entrega en julio, cotizando al cierre 133,17 dólares por barril. En Londres se verificó una disparada similar, con un alza de 4,86 dólares para alcanzar un valor final de 132,70 dólares por barril. Al mismo tiempo, se informó una baja en los stocks de gasolina que, aunque leve (800 mil barriles), es una preocupación mayor teniendo en cuenta la cercanía de la temporada estival en el Hemisferio Norte y el incremento de la demanda por los viajes de larga distancia en automóvil.

El total de existencias de crudo en las reservas estratégicas de Estados Unidos quedó en 320,4 millones de barriles, un 6,5 por ciento por debajo del nivel de 2007 en esta misma época del año. El descenso en reservas de crudo coincidió con una fuerte merma en las importaciones al mercado estadounidense, que fueron de una media de 9,2 millones de barriles diarios, 696.000 barriles menos que en la semana precedente. En cambio, las reservas de gasolina, ubicadas en 209,4 millones, son un 4,9 por ciento superior al volumen de un año atrás. Las reservas de productos destilados (diésel y combustible para calefacción) aumentaron en 700.000 barriles a 107,8 millones, la mitad del incremento previsto.

Las cotizaciones en los diferentes mercados no sólo derribaron todas las barreras históricas, sino que se mueven con una tendencia ascendente que pareciera imparable. Ayer fue la cuarta jornada consecutiva en la que los valores de cierre baten records históricos. En tan sólo un año, los precios más que duplicaron su nivel, tanto en Londres como en Nueva York. También influye en la disparada del petróleo el persistente debilitamiento del dólar, que ayer volvió a caer frente a otras monedas.

Los contratos de venta de combustibles (gasolina y gasoil) también se negociaron ayer a precios record en Nueva York, lo que hace prever que seguirán encareciéndose en el valor de venta al público. Este dato sólo puede agregar preocupación a la ya afligente situación de la economía estadounidense, cuyos signos de recesión ya parecen difíciles de disimular. Ayer, la Reserva Federal de Estados Unidos modificó su pronóstico de crecimiento para el año, bajando en un punto su última estimación. Anteriormente, había previsto para el año un crecimiento en una franja del 1,3 al 2 por ciento, que ayer redujo a una banda de 0,3 a 1,2 por ciento.