Dom 15.06.2008

ECONOMíA  › LAS CORPORACIONES AGROPECUARIAS LANZARON NUEVAS MEDIDAS DE FUERZA HASTA EL PROXIMO MIERCOLES

Otro lockout para festejar el Día del Padre

La detención de Alfredo De Angeli por cortar la ruta en Gualeguaychú desencadenó una jornada dramática, que finalizó cerca de la medianoche con el llamado de las entidades ruralistas a redoblar la apuesta. El Gobierno dijo que no cederá.

› Por David Cufré

“Bueno muchachos, el ministro Fernández ha dado la orden de desalojarnos, que venga él a desalojarnos si quiere”, desafió Alfredo De Angeli desde el piquete de la ruta 14. “¡De acá nos van a sacar a la rastra!”, le devolvió otro de los ruralistas. A esa altura, en el mediodía de ayer, el presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos había desoído tres intimaciones de levantar el corte, transmitidas por la Gendarmería pero surgidas del ministro de Justicia, Aníbal Fernández. Pasaron unos minutos y un “ejército” de gendarmes avanzó sobre los manifestantes. Los sacaron de la ruta a los empujones, con sus escudos y en algunos casos con los bastones, aunque sin armas. De Angeli fue arrastrado hasta una camioneta y quedó detenido por cinco horas junto a 18 personas. El hecho dio paso a una nueva fase –la más extrema– del extenuante conflicto que empezó hace 96 días cuando el Gobierno impuso las retenciones móviles y las cuatro corporaciones del campo respondieron con el lockout más largo de la historia argentina. Anoche, a las 23.15, las entidades convocaron a un nuevo “paro” de comercialización de granos y hacienda. La medida de fuerza empezó a las 0 de hoy y finalizará a las 24 del próximo miércoles. Ese día habrá una “jornada de protesta” en todo el país, con marchas “en cada pueblo” y con la invitación a sumarse a comercios, industrias y trabajadores. Seis horas antes de ese anuncio, el Ejecutivo había culpado de todos los sucesos del día a los ruralistas. La sociedad quedó fracturada.

El lockout que arrancó a las 0 de hoy fue en respuesta a la “provocación” que significó “la represión” de De Angeli y compañía en la ruta y en virtud de la negativa del Gobierno a participar de la reunión que convocó el lunes pasado el Defensor del Pueblo, Eduardo Mondino. Luciano Miguens, Eduardo Buzzi, Mario Llambías y Fernando Gioino firmaron un comunicado que denunció la supuesta contradicción del Gobierno de haber negociado el viernes el levantamiento del “paro” de los transportistas, mientras que con el sector rural el Ejecutivo sostiene que no puede sentarse a dialogar mientras sigan las medidas de fuerza. “Han perdido credibilidad”, atacaron.

“Fue una clara acción de represión y violencia contra productores rurales que no estaban haciendo nada”, reprochó Buzzi la detención de De Angeli, aunque en realidad estaba bloqueando la ruta y se negó a desalojarla. El presidente de Federación Agraria utilizó la misma lógica para desentenderse de las consecuencias de los piquetes. “Pedimos no entorpecer el tránsito de camiones cargados con leche y alimentos perecederos, de vehículos particulares ni el transporte de pasajeros”, indicó. Sin embargo, la agudización del conflicto está provocando desabastecimiento de alimentos y combustibles, fuerte escalada de precios de la canasta básica y la pérdida de 4 millones de litros de leche por día. Ese escenario será todavía más grave esta semana y pone al país al borde de un estallido.

Las rutas que en la mañana de ayer habían empezado despejarse en varias provincias se cubrieron nuevamente de piquetes luego de la detención de De Angeli. Ese hecho también sacudió el panorama dentro de la Mesa de Enlace agropecuaria, ya que antes del mediodía Gioino, presidente de Coninagro, se había expresado contrario a la propuesta de Federación Agraria de volver al “paro” desde el martes, mientras que por la noche ese dirigente terminó apoyando la nueva convocatoria al lockout. El sector dialoguista de las entidades, del que también participa Miguens, terminó sumándose a las posiciones más duras de FAA. Gioino contó que durante el día conversó con el vicepresidente Julio Cobos para acercar posiciones, pero que no tuvo respuesta. Lo mismo dijo Llambías, titular de CRA, quien señaló que conversó tanto con Cobos como con Alberto Fernández, con igual resultado.

Para las entidades de un sector del campo, la pelota está del lado del Gobierno, que debe convocarlos a negociar. El Ejecutivo se plantó en que no lo hará mientras los ruralistas sigan queriendo “ganar o ganar”, como planteó Buzzi el 25 de mayo y ayer volvió a reprocharle Alberto Fernández. En la conferencia de prensa de anoche, Buzzi insistió en que “nadie quiere que se tire leche, pero se pierden más de 4 millones de litros por día con la política agropecuaria que lleva a que se manden a faenar miles de vacas” lecheras. La solución, opinó, es “ponerle mayor precio” a la leche. No hacerlo, sostuvo, es “un disparate”. El reclamo de un aumento en la remuneración a los productores lácteos, con su impacto a los consumidores, se remonta al inicio del conflicto.

Antes de todo ello, lo que siguió al encarcelamiento por unas horas de De Angeli fue una jornada dramática, con una sucesión de imágenes memorables como si fuera un videoclip: cacelorazos en distintos barrios de Capital Federal en repudio a la “represión”, marcha de caceroleros a Plaza de Mayo con insultos al Gobierno, la vuelta de los piquetes en Gualeguaychú y en la mayoría de las localidades adonde se desarrolla la protesta desde hace tres meses, un huevazo a Luis D’Elia en Rosario, llegada de agrupaciones sociales kirchneristas a Plaza de Mayo y salida de los manifestantes que están “con el campo”, aparición de Guillermo Moreno en la Plaza, ovación a De Angeli tras ser liberado y regresar al corte de la ruta 14 para dar un discurso a puro carisma llamando a endurecer la protesta casi cueste lo que cueste pero siempre atento al giro de pedir por “la paz social”, ingreso de Hebe de Bonafini a la Plaza, cacerolazo frente a la Quinta de Olivos con un cartel de “Montoneros nunca más”, arribo de militantes kirchneristas a Olivos –incluidos empleados del Indec que responden a Moreno– para enfrentarse con los caceroleros y sacarlos a las corridas y, la frutilla, el desembarco de Néstor Kirchner y medio Gabinete a la Plaza para abrazarse con los que defienden al Gobierno “de la desestabilización” o “del golpe de Estado” liderado por un sector del poder económico.

Cada una de esas imágenes fue un mensaje al resto de los argentinos, que las siguieron con el corazón en la boca, buscando ganarse su adhesión. Luego de la detención de De Angeli, la oposición reaccionó primero: Elisa Carrió pidió suspender la aplicación de las retenciones, Hermes Binner llamó al diálogo y repitió la máxima parafraseada por el dirigente entrerriano de que no se puede crecer “contra el campo”, Mauricio Macri sostuvo que “un capricho” de Cristina Fernández está haciendo vivir al país toda esta angustia. Más tarde, el diputado kirchnerista Carlos Kunkel y D’Elia, retrucaron que el país asiste a una avanzada “desestabilizadora”.

El Gobierno fijó su posición en una conferencia de prensa de Alberto Fernández y Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete retrucó los principales argumentos de los ruralistas: remarcó la legalidad de las retenciones, contempladas en el artículo 4º de la Constitución, negó que se hayan tomado en el marco de la ley de “los mal llamados superpoderes”, sostuvo que las provincias reciben mucho más de lo que aportan por retenciones -dio el ejemplo de Santa Fe, que en cinco años obtuvo 43.000 millones de pesos-, remarcó que el Gobierno “escuchó las demandas del campo y dio respuesta” en numerosos casos, acusó a las entidades de bloquear cualquier posibilidad de diálogo y dijo que, pese a ello, las autoridades siguen dispuestas a negociar, pero “sin imposiciones”.

Fernández negó categóricamente que se haya pensado en implantar el estado de sitio, como se especuló durante la tarde. Pero enfatizó que frente al desabastecimiento, a la leche derramada, a los insumos que no llegan a la industria y a que los argentinos no pueden circular por las rutas, si el Gobierno no intervenía intentando despejar los piquetes hubiera sido “cómplice” de esa situación. También dijo que si el Gobierno cediera, “la gobernabilidad quedaría seriamente afectada”. “Creemos en las reglas de la democracia. No podemos atenernos a lo que diga cada sector cuando vamos a tomar medidas”, definió. “Lo que ha ocurrido hoy (por ayer) es una nueva prueba de una dirigencia que sostiene la idea de que el modo de protesta del corte es válido”, aseguró. “No es válido para una Argentina que ha podido salir de la postergación y desarrollarse en cinco años consecutivos”, retrucó. Hoy será un Día del Padre caliente.

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