ECONOMíA
› LAVAGNA SE REUNE EL LUNES A SOLAS CON PAUL O’NEILL Y CON EL TITULAR DEL FONDO
Ricos contra Argentina y sus socios pobres
Los ministros de Economía del Grupo de los Siete países industrializados respaldaron al FMI en sus presiones sobre el gobierno de Duhalde, al que sólo apoyarán “a través del FMI y en base a un plan sustentable”. En cambio, el G-24, integrado por los países subdesarrollados, avalaron la posición argentina.
Los burócratas del Fondo no están solos: los acompañan los poderosos. Ayer, los ministros de Economía del Grupo de los 7 países más industrializados respaldaron al FMI en sus presiones sobre el gobierno de Duhalde y advirtieron que para el país sería “un fracaso total” no pagar los vencimientos con el Banco Mundial en octubre. Advirtieron que “están listos para apoyar a Argentina”, pero sólo “a través del FMI y en base a un plan sustentable”. En cambio, el Grupo de los 24, integrado por los países “en vías de desarrollo”, respaldaron a Argentina y urgieron al FMI a cerrar un acuerdo con el país. Obviamente, los que deciden en el Fondo son los primeros. Roberto Lavagna, en tanto, decidió ayer bajarle el tono a su confrontación verbal con la cúpula del FMI. Y en su exposición ante los ministros de Economía de las Américas, ante la mirada atenta de Paul O’Neill, prefirió hablar del ALCA, el proyecto norteamericano de libre comercio continental. O’Neill elogió a la dirigencia política brasileña y ni mencionó el caso argentino. El lunes Lavagna prevé reunirse a solas con el secretario del Tesoro y el titular del Fondo, Horst Koehler, encuentros en los que probablemente se defina si Argentina caerá o no en default con los organismos internacionales.
También hubo pronunciamientos en Argentina, que sonaron más a presión que a un apoyo al gobierno argentino. La Asociación de Empresarios de la Argentina, el flamante grupo lobbista que reúne a los principales grupos locales, señaló en un comunicado que “la situación de la población en general y el futuro de las empresas en la Argentina se verán seriamente amenazados en caso de no arribarse a acuerdos satisfactorios para resolver la deuda de la República con los organismos internacionales de crédito”. Sostiene además que “es vital mantenerse dentro del sistema financiero internacional de crédito para posibilitar un normal desenvolvimiento de la actividad económica”.
Ayer, durante la Asamblea Anual conjunta del FMI y el Banco Mundial hubo varias reuniones importantes. La primera fue la que mantuvieron los ministros de Economía del G-7, integrado por los países que dominan el directorio del Fondo Monetario: Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón.
Los voceros que hablaron después del cónclave expresaron su preocupación por la situación que vive el país y su deseo de encontrar una fórmula que le permita “sobrevivir” en los seis meses de transición hasta las elecciones. Pero repitieron los argumentos con que Koehler y Anne Krueger vienen presionando a la administración Duhalde. Afirmaron que dejar de pagar a los organismos sería “un fracaso total” para Argentina. Y advirtieron que Lavagna “no cuenta con el apoyo necesario” en el país, al que ven “políticamente dividido”. Mas aún, según las declaraciones recogidas por las agencias europeas, destacaron la diferencia con Brasil, donde “los tres principales candidatos presidenciales ya se declararon dispuestos a trabajar junto a los organismos financieros internacionales”.
En contraste con la posición del G-7, el G-24, integrado por los países subdesarrolados de Asia, Africa y América latina y el Caribe, en el que tanto Argentina como Brasil tienen un rol preponderante, emitió un comunicado en el que urge al Fondo Monetario a cerrar un acuerdo lo antes posible con el gobierno de Duhalde.
Otra reunión que atrajo todas las miradas fue la de los ministros de Economía de las Américas (34 en total) convocados por el secretario del Tesoro, que ofició de anfitrión. Allí, Lavagna prefirió hablar de acuerdos comerciales, tema en el que se especializó en los últimos años, antes que del conflicto abierto con el FMI. “Para poder avanzar en el ALCA (el área de libre comercio impulsada por Estados Unidos) es necesario identificar los grandes problemas”, dijo el ministro e identificó entre ellos la “naturaleza de la liberación buscada”: “no es la rebaja de aranceles lo prioritario, sino la escalada arancelaria, los estándares técnicos y sanitarios y las denominadas políticas de remedios comerciales como el antidumping”, aseguró. También señaló que debe incluirse un capítuloespecial sobre “los problemas que generan en los países agroexportadores las barreras y subsidios aplicados por las economías grandes”.
O’Neill, a su vez, se preocupó por destacar el caso de Brasil. Mientras que prefirió pasar por alto el caso argentino. “Con una política fiscal disciplinada, la consolidación del sector financiero, la reforma del sector energético y la modernización del mercado laboral, los líderes brasileños han ayudado a conseguir logros económicos reales”, manifestó. “Si se mira a los grandes países del continente que han progresado en los últimos tiempos, todos tienen hoy algo en común”, sostuvo el secretario del Tesoro. Y destacó que buenos gobiernos se asocian con “buenas dirigencias políticas”. Mencionó entre otros a países como México y Chile, elogió especialmente a Brasil y, por supuesto, ni siquiera se refirió a Argentina.
Hoy Lavagna piensa reunirse con el vicepresidente del Banco Mundial, David de Ferrantis, con quien buscaría alguna fórmula para prorrogar los vencimientos de deuda por más de 1000 millones de dólares de mediados de octubre. Pero el día D será el lunes, cuando se encuentre a solas con O’Neill y con Koehler.
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