ECONOMíA › LOS MERCADOS TUVIERON UN RESPIRO TRAS EL DERRUMBE HISTóRICO. EL SENADO DE ESTADOS UNIDOS ANALIZA UNA NUEVA VERSIóN DEL PLAN DE RESCATE
Las Bolsas internacionales recuperaron parte de las pérdidas del lunes negro, a la espera de que se reflote el programa para sacar a los bancos de la crisis. El gobierno de Bush intentará avanzar a través del Senado.
› Por Cristian Carrillo
La expectativa de que, más allá de las pujas en los bloques demócrata y republicano, primará el acuerdo para el megaplan de rescate del sistema bancario estadounidense derivó ayer en un rebote de los principales mercados del mundo. La Bolsa de Nueva York recuperó parte del histórico derrumbe de anteayer y la tendencia se derramó a la región con un avance de 7,6 por ciento en San Pablo y de 3,4 para el índice porteño (ver aparte). Tras el rechazo de la Cámara baja al programa de 700.000 millones de dólares que la administración Bush diseñó para rescatar la deuda infectada por la crisis hipotecaria, la tensión se centró en las modificaciones que se realizarán para su posterior tratamiento. El Senado ofreció iniciar hoy la discusión del rescate sin esperar a que la Cámara de Representantes apruebe una versión corregida, mientras que una fuente de ese recinto parlamentario aseguró que se sometería a votación el proyecto esta misma tarde.
Ayer a la mañana, antes de que sonara la campana de inicio de las operaciones en Wall Street, Bush salió nuevamente en cadena nacional para afirmar que el voto negativo de los legisladores no implicaba “el fin” del proyecto y, por duodécima oportunidad, pidió una rápida respuesta para evitar “días peores”. Por lo pronto, la jornada de ayer fue de alza para las cotizaciones de los activos bursátiles, pero bastante negativa en variables de la economía real.
Era lo que el mercado necesitaba escuchar: “Les prometo a mis ciudadanos y a los ciudadanos del mundo que éste no es el fin del proceso legislativo, mi administración seguirá trabajando estrechamente con los dirigentes de los dos partidos”, dijo Bush a primera hora de la mañana. La declaración del mandatario estadounidense dejó en claro que, de una forma u otra, el Estado se hará cargo del problema. No bien se conoció anteayer el rechazo del primer borrador de la propuesta elaborada en la Casa Blanca, Bush se reunió con el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para evaluar las herramientas disponibles hasta que se apruebe alguna versión del programa.
El mal sabor que quedó anteayer, a poco más de un mes para la votación a presidente, es que evidentemente algunos prefieren perder una economía que una elección. Sin embargo, los principales líderes del Senado solicitaron restaurar la unidad para sacar adelante un plan contra la crisis financiera. Los senadores podrían además comenzar hoy la discusión. “Es posible que el Senado estadounidense proceda con esto mañana (por hoy) en la noche”, indicó el senador demócrata John Kerry. Una fuente del Partido Demócrata, entre tanto, adelantó que esta tarde, luego del feriado por el año nuevo judío, se someterá a votación una versión corregida del plan de rescate. Esa votación significa que el Senado se pronunciará excepcionalmente sobre el plan antes de que la Cámara de Representantes la examine nuevamente mañana. Las miradas, en tanto, están sobre las modificaciones que pueda hacer el Congreso sobre el texto original. El candidato demócrata Barack Obama y el republicano John McCain coincidieron en que debía incrementarse el seguro federal de depósitos para las familias y las pequeñas empresas, en un último intento por persuadir a más legisladores a que respalden el plan.
La cercanía de un posible acuerdo para la aprobación del megarrescate le dio impulso a un mercado que ya había tocado fondo. La Bolsa de Nueva York cerró con una importante recuperación en sus indicadores: el Dow Jones marcó un alza de 4,7 por ciento; el Standard and Poor’s, de 5,3, y el Nasdaq Composite, de 5. Los recintos europeos recién lograron estabilizarse cerca del cierre, debido a que en la apertura no hicieron más que replicar parte del colapso bursátil de la víspera. En Asia, el índice Nikkei de Tokio inició anoche sus operaciones con una mejora de 1,5 por ciento.
La presión a la baja continuó sobre los papeles bancarios, el sector más castigado por la crisis. Los gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo debieron inyectar de manera conjunta 6400 millones de euros en el banco francobelga Dexia para evitar su quiebra. Por su parte, el Ministerio de Finanzas de Irlanda salió a tranquilizar a los ahorristas asegurando por dos años todos los depósitos, bonos y deudas en los principales seis bancos del país y entidades hipotecarias (ver aparte). La consultora Price Waterhouse Coopers, administrador de la división europea del quebrado banco de inversión Lehman Brothers, informó el despido de 750 trabajadores de la entidad con efecto inmediato.
A pesar de algunos esfuerzos oficiales, ayer se sumaron nuevas víctimas del sistema financiero, lo que acelera los tiempos del debate sobre un salvataje que no llega. La quiebra de un importante número de bancos de inversión, aseguradoras y consultoras financieras dejó en la calle a miles y miles de personas sin trabajo que pasaron a engrosar el ejército de desempleados que generó esta crisis. A esto se suman los despidos en sectores productivos que se vieron afectados por la caída en el consumo y la falta crédito (ver aparte). Cerca de la mitad de los directores financieros en la banca minorista estadounidense informó una restricción del crédito y de las condiciones de otorgamiento en los últimos dos meses.
La coordinación de los bancos centrales volvió a focalizarse en la inyección de enormes sumas de dinero en los mercados monetarios para aliviar la contracción del crédito. El Banco Central Europeo volcó temprano 30.000 millones de dólares. Luego concedió otros 190.000 millones de euros en una operación habitual que reveló tensiones en las tasas a corto plazo, y luego agregó otros 50.000 millones de dólares. Pero la demanda por fondos frescos sigue sin ser satisfecha.
El sistema financiero europeo volvió a temblar con los cimbronazos de la crisis. La cotización del grupo bancario italiano Unicredit debió ser suspendida ayer en la Bolsa de Milán tres veces por “exceso de baja”. El tercer intento, sobre el cierre de la rueda bursátil, duró escasos segundos y fue interrumpido con una pérdida del 14,3 por ciento. El desplome se fundamentó en rumores sobre problemas de liquidez de algunos bancos de Italia, en particular del primero de ese país, Unicredit. Por su parte, el gobierno de Irlanda informó que garantizará todos los depósitos de ahorristas en bancos locales y el dinero prestado a las entidades por otras instituciones financieras. El Ministerio de Finanzas anunció que asegurará por dos años todas las colocaciones, bonos y deudas en los principales seis bancos del país y entidades hipotecarias, con el objetivo de “llevar calma al sistema financiero”. Sin embargo, el Tesoro de Irlanda aclaró que habrá condiciones y limitaciones para las garantías. El departamento de Hacienda proveerá de una garantía de 400.000 millones de dólares, en caso de un colapso financiero.
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