ECONOMíA › MEGARRESCATE FEDERAL ESTADOUNIDENSE DE 150 MIL MILLONES DE DóLARES PARA AIG, EX NúMERO UNO DEL MERCADO ASEGURADOR
George Bush no tendrá una salida sencilla del gobierno. Su despedida estará marcada por un espectacular intervencionismo del Estado para salvar los emblemas del sistema capitalista. La Fed va al rescate de AIG.
A escasos dos meses de ser rescatada por el gobierno estadounidense con 85.000 millones de dólares, el gigante de los seguros American International Group (AIG) recibirá un segunda dosis de intervencionismo público. La ex líder aseguradora norteamericana podría obtener de manos de la Reserva Federal 150.000 millones de dólares a través de la compra estatal de acciones y obligaciones preferidas de la firma, en lo que se convertiría en la ayuda gubernamental más costosa de la historia de las finanzas globales. Junto con la noticia del nuevo rescate, AIG reportó una pérdida neta de 24.470 millones de dólares durante el trimestre anterior.
No obstante, el mercado respondió en positivo al socialismo de las pérdidas de Bush y abrieron fuerte y en alza. Sin embargo, no tardaron en aparecer los nubarrones de la recesión en todo el planeta y las tempranas ganancias se convirtieron en caídas. En Wall Street los indicadores finalizaron con un descenso promedio del uno por ciento, tras haber tocado 2,5 por ciento en positivo. En Europa y Asia las principales bolsas cerraron en alza.
Habían pasado 60 días desde la ola de rescates y nacionalizaciones que la administración Bush llevó a cabo para contener la seguidilla de quiebras del sistema financiero y era hora de evaluar los resultados. Si bien los rojos en las cuentas de las firmas no fueron una sorpresa, la voracidad por ayuda de las compañías conmocionó a los especialistas. Dos de las tres entidades que fueron salvadas de una desaparición inminente presentaron sus “números”, dejando abierto el pedido a fondos incrementales para asistencia.
El salvavidas de 85.000 millones de dólares que el Tesoro estadounidense arrojó a la aseguradora AIG no impidió que siguiera en la cornisa. “Los resultados del tercer trimestre reflejan una agitación y una extrema volatilidad en los mercados financieros y cargos importantes vinculados a la reestructuración de nuestras actividades”, reconoció Edward Liddy, presidente del directorio del grupo, según un comunicado de la aseguradora. Tras conocerse la pérdida operativa, de 24.470 millones de dólares, el gobierno estadounidense informó que aumentará su participación en AIG.
La firma recibirá una inversión de 150.000 millones de dólares por parte del gobierno. El monto es equivalente a lo que se distribuyó en febrero último entre 130 millones de contribuyentes bajo un programa de estímulo fiscal. Pero esta vez irá hacia una sola empresa. La ayuda se estructurará de tal forma que implicará una mayor participación estatal en el patrimonio neto de AIG.
El rescate original fue de 85.000 millones de dólares contra la entrega de activos en cartera como garantías y el mes pasado se incrementó el monto a 123.000 millones. El nuevo plan consiste en un préstamo de 60.000 millones de dólares, una inversión de 40.000 millones en acciones preferenciales y de 50.000 millones en capital que se usará, principalmente, para la compra de activos problemáticos, que se colocarán en dos entidades financieras separadas. Los 40.000 millones de dólares en acciones forman parte del megasalvataje financiero que aprobó el Congreso a comienzos de octubre y que suma unos 850.000 millones de dólares.
La entidad hipotecaria Fannie Mae, que junto a Freddie Mac recibieron del Estado norteamericano 200.000 millones de dólares, anunció una pérdida 28.990 millones de dólares. El grupo refinanció con fondos públicos parte del rojo y realizó una provisión por 21.400 millones en sus cuentas por razones fiscales, según un documento remitido por la entidad al regulador bursátil estadounidense (SEC). Si bien no realizó proyecciones sobre su condición futura en el mercado, las autoridades de Fannie advirtieron que la “crisis actual en Estados Unidos y en los mercados financieros mundiales seguiría afectando sus resultados por el resto de 2008 y en 2009”. El documento prevé una “continuidad del alza de la tasa de interés, una baja continua de precios en el sector inmobiliario y un incremento de los casos de insolvencia”.
La noticia de otro rescate trajo alivio a los mercados, aunque ese aire fue breve. La suba inicial en la plaza neoyorquina perdió sustento ante la preocupación de los inversores sobre la salud de la economía real estadounidense. La automotriz General Motors perdió en la Bolsa hasta un 30 por ciento de su valor, después de haber reconocido que podría quedarse sin liquidez suficiente para continuar con sus operaciones. El Circuit City, la segunda mayor cadena de tiendas de productos electrónicos de ese país, anunció que se somete a la ley de protección de quiebra, aunque mantendrá su actividad hasta las festividades navideñas. Los inversores iniciaron una ola de ventas que concluyó con una caída del indicador industrial Dow Jones de 0,8 por ciento, mientras que el tecnológico Nasdaq perdió 1,9 por ciento.
En Europa los balances bancarios volvieron a poner detrás de las cuerdas a las plazas del Viejo Continente. El banco británico HSBC, el más grande de la región, y el alemán Dresdner Bank anunciaron pérdidas colosales en el tercer trimestre de este año. La entidad número uno en el Reino Unido sufrió un rojo de 4300 millones de dólares durante el tercer trimestre de este año, mientras que el banco germano perdió 3100 millones.
Sin embargo, las Bolsas europeas lograron contener el embate y cerraron entre 1 y 1,5 por ciento arriba, salvo España, que se vio ensombrecida por especulaciones sobre el Santander. Las acciones madrileñas se retrajeron medio punto. La principal caída fue de los papeles del Santander, que confirmó una futura ampliación de capital por valor de 9200 millones de dólares. La noticia generó algunas suspicacias en cuanto a la necesidad de financiamiento de un banco que hasta el momento acusaba buenos resultados.
Por último, el paquete fiscal del gobierno chino por 586.200 millones de dólares dio impulso a los valores asiáticos. Además se conoció que el Banco Popular de China establecerá una sede en San Pablo, Brasil, con un capital inicial de 60 millones de dólares. El Nikkei de Tokio lideró la escalada con una ganancia de 5,8 por ciento, seguido por la Bolsa de Hong Kong, con un 3,5 por ciento, y por la plaza australiana de Sydney, con 1,4 por ciento.
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