ECONOMíA › EL SENADO ESTADOUNIDENSE RECHAZó EL RESCATE. LO HARíA EL TESORO
La sorpresiva marcha atrás del rescate para las automotrices en el Senado estadounidense obliga al Tesoro a salir al auxilio del sector. El paquete de 14.000 millones de dólares que la Cámara de Representantes acordó el último miércoles quedó en “punto muerto” luego de que el Senado no lograra sumar los 60 votos necesarios para aprobar el proyecto. La noticia, que se conoció en la madrugada de ayer, desbarrancó los mercados financieros internacionales (ver aparte). El sindicato del sector criticó con dureza la posición de los legisladores republicanos, sobre los que hicieron recaer toda la responsabilidad del fracaso y la posibilidad creciente de que algunas de las compañías más grandes del rubro deban declararse en bancarrota. Sin embargo, tras el revés legislativo, la Casa Blanca dijo que estaría dispuesta a salir al rescate de las automotrices.
La Cámara alta sorprendió con una votación “no positiva”. El resultado de 52 a favor y 35 en contra no alcanzó para que el proyecto de ayuda a General Motors y Chrysler por 14.000 millones de dólares se convirtiera en ley. Los responsables de que no se alcanzara el acuerdo volvieron a ser los republicanos, que otra vez votaron en contra de un salvataje económico. Por su parte, los senadores demócratas pidieron al presidente Bush que “actúe con celeridad” para evitar el derrumbe de las principales empresas automotrices.
Fuentes de Wall Street informaron que General Motors contrató a un equipo de asesores y de abogados para casos de insolvencia con el objetivo de que diseñen un plan provisorio para evitar la quiebra y ya anunció que reducirá su producción en un tercio. La compañía confirmó que fabricará 250 mil vehículos menos de lo que había previsto en el primer trimestre de 2009, lo que calificó como una “reducción significativa”, ante la fuerte caída de la demanda.
La Casa Blanca no ocultó su malestar ante el tratamiento del proyecto y catalogó a la jornada como un “fracaso del Congreso”. Finalmente, Bush encomendó al Tesoro que use parte de los 700.000 millones de dólares del megasalvataje para aliviar la situación.
El rescate contaba con un principio de acuerdo de la Casa Blanca y de la Cámara de Representantes que no logró convencer a los senadores republicanos en el Congreso, lo que terminó por hacer naufragar el proyecto. La ayuda a las automotrices se compone de 14.000 millones de dólares y 1500 millones adicionales para la construcción de vehículos eficientes en energía.
El primer borrador contempla la creación de un “supervisor” nombrado por la Casa Blanca que vigilará el cumplimiento de los objetivos que presenten previamente las terminales e, incluso, decretar su bancarrota si fallan en la reestructuración. Se incluyeron los mismos condicionamientos para los directivos de las compañías que los que contempla el megasalvavidas de los bancos auxiliados. Pero en el caso particular del sector automotor, las restricciones son más severas y hasta deberán evitar el uso de sus aviones privados mientras dure la ayuda.
La ayuda del Tesoro permitirá a las dos automotrices un respiro y seguir con sus operaciones, a pesar de que las compañías solicitaron unos 34.000 millones de dólares para aliviar su situación. Ford se encuentra en una situación menos comprometida y podría quedar al margen, al menos en esta primera fase.
En la Cámara baja aseguran que el proyecto cuenta con las “salvaguardas” necesarias para evitar un mal uso de los fondos, así como de un control estricto de los planes de compromiso que las automotrices presenten en los próximos días.
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