La actividad económica crecerá el próximo año un 4 por ciento, mientras que la inflación minorista rondará 7 por ciento. Así lo estimó el Banco Central en su Programa Monetario 2009 presentado ayer ante el Congreso. El documento reconoce que la Argentina “no estará exenta del impacto de la crisis mundial”, pero advierte sobre el alcance de los estímulos fiscales y financieros que impulsó el Ejecutivo nacional, permitiendo que se mantenga el superávit de cuenta corriente.

El Central presentó en mesa de entradas del Congreso los lineamientos de su política monetaria para el año próximo. El Programa se elaboró sobre una expansión del Producto Interno Bruto de “menor magnitud a la observada en el actual ciclo de crecimiento”. “Después de crecer en promedio a un ritmo de 8,3 por ciento en los últimos seis años, se apunta a un crecimiento en torno de 4 por ciento”, detalla el documento elaborado por el organismo que conduce Martín Redrado.

El deterioro de los precios internacionales de los commodities, a partir del recrudecimiento de la crisis subprime, no impedirá “mantener el balance en la cuenta corriente por séptimo año consecutivo en terreno positivo”. Se prevé que las exportaciones asciendan a 69.000 millones de dólares, contra unos 73.000 millones con que terminarían este año. “Para este cálculo se previó un escenario en los actuales valores para las materias primas”, explicó a Página/12 una alta fuente del Central.

Ese enfriamiento será consistente con una moderación en el ritmo de alza de los precios domésticos. “La moderación de la inflación que se viene dando en la segunda mitad de 2008 es fruto del esfuerzo conjunto de la política fiscal, salarial, de ingresos y monetaria, a lo que se agrega el efecto de la baja en los precios internacionales de algunos alimentos y de la energía”, detalla el estudio. Es así que el Central proyecta para el índice de precios al consumidor (IPC) 2009 un alza “base” de 7 por ciento.

Con un crecimiento de la actividad de 4 por ciento y una inflación del 7, el organismo prevé un incremento de los medios de pago –circulante más depósitos a la vista– de entre 8,7 y 17,8 por ciento. Este cálculo estará además influido por las expectativas devaluatorias. El directivo del BCRA insistió en que no existe un dólar objetivo para el año próximo; sin embargo reconoce cierto paralelismo con lo que suceda con los principales socios comerciales de la Argentina. En este caso, Brasil, la Unión Europea, Estados Unidos y China son los mercados que el Gobierno sigue de cerca.

El BC prevé también una recuperación de los depósitos. “La ampliación de la capacidad prestable derivada del comportamiento esperado de los depósitos y de la evolución de los préstamos del sector público en cartera de los bancos es consistente con un crecimiento del crédito al sector privado de alrededor de 30 por ciento”, agrega. Además de las colocaciones privadas, el Central apuesta al alcance de los préstamos que se originen en la utilización de fondos de la Anses. El Gobierno anunció que destinará unos 13.200 millones de pesos a incentivar el consumo y la inversión en todo 2009.

Finalmente, el programa advierte que continuará haciendo uso del poder de fuego de sus reservas para mantener equilibrada la cotización del dólar. En 2008, el organismo operó a contado y futuro para evitar el traslado de la depreciación del billete a los precios domésticos. Luego debió recomponer la liquidez del sistema. Es así que, con la caída de más de 4000 millones de dólares en reservas, el Central también redujo su pasivo. El stock de letras y notas pasó de casi 51.500 millones de pesos a fin de 2007 a 36.700 millones actualmente.