Bajo la pauta de mantener “las condiciones de eficiencia y calidad” de los servicios, la resolución número 13 del Ministerio de Planificación incrementa a partir de hoy las tarifas de colectivos, trenes urbanos y subterráneos entre el 22 y 33 por ciento. Se trata del segundo aumento aplicado en el lapso de un año, después de que el precio de esos boletos se mantuviera estable desde la Emergencia Económica. La suba permitiría un ahorro de los recursos públicos destinados al pago de compensaciones para todo el sector del transporte de Capital Federal y el conurbano, economía que se calculó en 400 millones de pesos.

La norma publicada ayer en el Boletín Oficial dispone que el precio mínimo del boleto de colectivo pase de 0,90 a 1,10 peso para la primera sección (hasta tres kilómetros) y de 1 a 1,20 para la segunda, valor que trepa a 1,25 peso para la tercera. En este caso, se trata de licenciatarias privadas a las que el Estado decidió subsidiar de varias formas como un recurso para contener el valor del boleto: combustible a precio diferencial, peajes más baratos y una contribución en efectivo, cuya envergadura depende de la magnitud de su negocio.

Pero los incrementos también involucran a servicios privatizados o reestatizados. En el caso de los subterráneos, a cargo de Metrovías, el cospel pasa de 0,90 a 1,10 y el Premetro trepa al mínimo de 0,75 centavos. En este caso es el Estado el que desde hace tiempo soporta los mayores costos de la prestación, con un subsidio creciente que destina tanto a inversiones como a paliar el déficit operativo.

Algo similar ocurre con los trenes urbanos, licitados con subvenciones, que fueron aumentando en la medida en que la autoridad regulatoria resolvió contener el precio del boleto. Para las líneas Mitre (Retiro–Suárez y Retiro-Mitre) y el Sarmiento (Once-Moreno) el valor del boleto sube a 0,80 para la primera sección, 1,10 para la segunda y 1,25 para la tercera. Los servicios diesel Haedo-Temperley, Glew-Korn y Ezeiza-Cañuelas costarán 0,70 como valor mínimo y 4,30 para la denominada sección trece.

También habrá cambios para la línea del San Martín, reestatizada, cuyo boleto mínimo se incrementará a 0,75 centavos, el mismo precio mínimo que para los ramales de Belgrano Norte y Belgrano Sur.

Para esta serie de incrementos hubo dos argumentos medulares citados en la aludida resolución. Uno se refiere a “las mejoras constatadas respecto del salario real de la población”, que fueron acompañadas por “una caída en el índice de desocupación”. Esto habría permitido decidir que el peso de los incrementos recaigan sobre los usuarios, liberando de esa manera a las arcas públicas, que hoy soportan el subsidio a estos servicios.

Otra idea fuerza referida en los considerandos es que colectivos, trenes y subtes sufrieron una suba en sus costos operativos, algo que la Secretaría de Transporte habría constatado tras hacer un análisis minucioso de las estructuras de gastos e ingresos de las operadoras de los distintos sectores. Como éstos fueron incrementándose, el Gobierno decidió facilitar su cobertura con una suba de tarifas simultánea que impidiera la competencia entre los distintos medios. “Conspiraría contra la noción sistémica que debe primar respecto de la movilidad pública urbana”, reza el texto.

En los considerandos de la resolución se sentencia que los ajustes deben permitir la cobertura “total de los costos” que hasta ahora se costeaban sólo parcialmente con los pasajes. Sin embargo, no hay ningún indicio de que a partir de este momento se desmantele el fondo fiduciario estatal (Sistau, según sus siglas) que se nutre con el impuesto sobre el gasoil y sirve para pagar las compensaciones tarifarias a los empresarios operadores de los distintos servicios. Este incremento, que se suma al 20 por ciento dispuesto en enero del 2008, deja abiertas las puertas a otras revisiones tarifarias, en particular en los servicios privatizados, cuyos contratos están en plena renegociación.