ECONOMíA
› EL EMPRESARIADO SE REAGRUPA EN TORNO DEL EX GRUPO DE LOS OCHO
El retorno de los viejos conocidos
Al compás de los tiempos políticos, la UIA impulsa el rearmado del frente con los que hasta ayer denostaba por antiindustrialistas.
› Por David Cufré
Los sectores empresarios que conformaron el Grupo de los 8 durante los ‘90 vuelven a juntarse. Desde lo simbólico, la unión se dará a partir de hoy con el inicio de la 8ª Conferencia Industrial. El encuentro es organizado por la Unión Industrial Argentina, la misma que hacia el final de la década pasada expresó con más fuerza la necesidad de romper con aquella estructura y lideró el armado de otro bloque empresario. Fue lo que se llamó el Grupo Productivo, compuesto por las entidades que salieron más perjudicadas por las políticas ortodoxas del menemismo y, luego, de la Alianza. Del otro lado quedaron las cámaras de los banqueros, de los grandes comercios, la Bolsa y la Sociedad Rural. Después del barrido de la Convertibilidad, los intereses de ambos bloques vuelven paulatinamente a converger. La conferencia de la UIA será la oportunidad para que los viejos socios, todos invitados, refloten su asociación.
La central fabril armó un panel especial para que expongan las entidades empresarias. El reencuentro en esa mesa formalizará el cierre de una etapa y el inicio de otra. A cargo del panel estará Daniel Funes de Rioja, quien supo actuar como nexo entre la UIA y el establishment financiero cuando existía el G-8. Desde ese lugar, este abogado fue uno de los principales promotores de la flexibilización laboral tras el efecto Tequila. Su estrella se apagó cuando los industriales consideraron que debían establecer nuevas alianzas y denunciar a sus antiguos socios por los elevados costos financieros y de las tarifas de los servicios públicos, así como por auspiciar una apertura comercial que los dejaba fuera de circuito.
La UIA dejó de reclamar la reforma laboral –de todos modos concedida– y promovió un pacto “entre la producción y el trabajo”. Al mismo tiempo, conformó el Grupo Productivo con la Cámara de la Construcción y Confederaciones Rurales Argentinas. Todo este armado se disolvió con los objetivos cumplidos de la devaluación y la pesificación. El personaje que encarnó ese proceso fue José Ignacio de Mendiguren, quien fue prolijamente excluido de la conferencia que empieza hoy. En su lugar reaparece Funes de Rioja.
Página/12 reveló hace diez días un documento presentado por la UIA ante el Ministerio de Trabajo con una nueva propuesta de reforma laboral para las pymes. El proyecto barre con una docena de derechos básicos de los trabajadores. Uno de sus autores es Funes de Rioja. El aspecto laboral es una de las claves para el reagrupamiento del G-8. La primera coincidencia de los empresarios es el rechazo frontal a eventuales presiones por aumentos salariales. Su diagnóstico es que después del acuerdo con el FMI vendrá una etapa de estabilización y que allí surgirán demandas de reacomodamientos salariales. El proyecto laboral de la UIA busca anticiparse a esa discusión, tratando de fijar el debate en un espacio muy distinto al de la recuperación del salario.
Los empresarios también ven la necesidad de juntarse para plantarse frente al nuevo gobierno. La lectura de la UIA es que si ganan Adolfo Rodríguez Saá o Elisa Carrió se tomarán medidas “populistas”. El puntano pasó por la central fabril semanas atrás y aseguró que está en sus planes conceder un incremento de sueldos, lo que alarmó a los industriales. Si bien el panorama político es demasiado confuso como para que los empresarios definan posiciones, la UIA se va corriendo hacia posiciones ortodoxas y allí concuerda con los sectores de las finanzas. También con la Sociedad Rural, a la que antes denostaba y ahora estará presente en su conferencia.
Después de varios años, ese encuentro dejará de estar presidido por Guillermo Gotelli, ejecutivo de Alpargatas de la línea de De Mendiguren (el MIN). Su lugar lo ocupará Luis Spanggemberch, de Quilmes y la Copal, la cámara de la alimentación que preside Alberto Alvarez Gaiani, de la línea menemista (el MIA). A pesar de este reacomodamiento, elresurgimiento del G-8 todavía tardará en formalizarse porque varias cámaras empresarias tienen conflictos internos. Es lo que ocurre entre los banqueros de ABA, con Emilio Cárdenas y Manuel Sacerdote enfrentados a los representantes de los bancos españoles, y con la Cámara de Comercio, donde algunos cuestionan a su presidente, Jorge Di Fiori. En la UIA también hay sectores que rechazan la nueva orientación. Sin embargo, entre las cúpulas hay consenso en la necesidad de volver a operar como un único bloque y eso es lo que empezará a ocurrir a partir de hoy.
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