ECONOMíA › REPORTAJE A JUAN CARLOS LASCURAIN, PRESIDENTE DE LA UNIóN INDUSTRIAL ARGENTINA
El presidente de la UIA dialogó con Página/12 desde Londres, luego de una reunión de empresarios del Grupo de los 20. La visión de los hombres de negocios es que la crisis todavía está lejos de ser contenida. Y que se necesitan nuevas regulaciones.
› Por Cristian Carrillo
La crisis, en un principio financiera, se extendió a la economía mundial. Su onda expansiva alcanzó tanto a países ricos como pobres y afecta en particular la estabilidad laboral de millones de trabajadores. Los principales representantes de entidades industriales y empresarias se reunieron ayer en Londres en el marco de los preparativos de la Cumbre del Grupo de los 20, que tendrá lugar allí el 2 de abril. A su finalización, el presidente de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Lascurain, habló con Página/12. El dirigente fabril aseguró que existe una preocupación general por el efecto de la crisis en el empleo y que los pronósticos no son alentadores. El encuentro hizo foco en el proteccionismo aplicado por varios países. “En general, todos estuvimos en contra del proteccionismo”, afirmó Lascurain. De todos modos, en su presentación el pope fabril opinó que la Argentina “no puede renunciar a su proyecto de industrialización”, para lo cual necesita de políticas públicas, entre las que destacó la cambiaria. Lascurain participará mañana de las negociaciones bilaterales en San Pablo, que serán clausuradas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
–¿Cuál es la percepción de los empresarios del G-20 acerca de la crisis y su impacto en el sector real?
–La percepción es que no es sólo un problema financiero ni de la actividad industrial. Estuvimos con representantes de diversos sectores que expresaban una situación tan delicada como el resto. La visión es muy parecida a la que nosotros tenemos en la Argentina, aunque en muchos casos existe una afectación aún mayor en el empleo. Cada uno tiene su rasgo característico, pero el planteo es bastante homogéneo.
–¿Hubo coincidencias?
–Trabajamos sobre varios ejes. Por un lado se habló sobre los incentivos fiscales para alentar el consumo. Otro eje fue el sector financiero, las medidas que se tomaron y los respectivos salvatajes. También se avanzó en relación con las posturas de la Ronda de Doha, en particular con respecto al proteccionismo. Se plantearon otros temas, pero todos los integrantes coincidieron con nuestra preocupación por estos puntos.
–¿Alguna propuesta concreta para evitar los despidos?
–No se habló de soluciones, sino sólo del impacto de la crisis. Se hizo básicamente hincapié en recuperar la confianza en el sistema financiero para incentivar la actividad económica global. No hubo medidas concretas porque todavía no hay un consenso.
–¿Cuál fue la postura a las barreras que se imponen al comercio?
–En general, todos estuvimos en contra del proteccionismo. Sin embargo, no es sólo un problema de barreras sino también de subsidios y de otro tipo de medidas que se toman en el mundo y que interfieren el libre mercado. En ese sentido, hubo coincidencia entre todos lo miembros. En la reunión se mencionó que desde el encuentro en Washington a la fecha, de los 20 países, 17 aplicaron medidas proteccionistas. Ahora habrá que analizar caso por caso los distintos grados de proteccionismo de cara a la Cumbre del G-20.
–¿Cuál fue la crítica que alzó la Unión Industrial?
–Las políticas fiscales y monetarias expansivas aplicadas sin considerar los desequilibrios estructurales de la economía global son contraproducentes. Además, la regulación de los mercados financieros no será suficiente si no se encuentra acompañada por medidas diseñadas a los efectos de fortalecer los vínculos entre las finanzas y los sectores reales de la economía.
–¿Todos estuvieron de acuerdo en una mayor regulación financiera?
–Sí. De hecho, algunos miembros mencionaron la posibilidad de crear una superestructura internacional que controle que los flujos financieros vayan a la actividad productiva. En definitiva, que el sector financiero se acerque al real.
–¿Qué propuesta acercaron?
–Estamos de acuerdo con la regulación financiera, junto con la necesidad de coordinar políticas expansivas a nivel mundial. Pero no hay que olvidar cuestiones esenciales que hacen al desarrollo de cada una de nuestras economías. También se requiere reconstruir las instituciones con una mayor participación de los países en desarrollo. Resulta imperioso potenciar los mecanismos que canalicen los recursos financieros para las necesidades de las pequeñas y medianas empresas.
–¿Cómo queda la situación para la Ronda de Doha?
–Hemos sido claros, no solamente para las negociaciones con la actividad industrial. También pedimos que se levanten los subsidios agrícolas, como tienen hoy varios países que integran el G-20. En ese sentido cada uno dio su opinión. Pero sobrevuela la necesidad de terminar con la ronda y tomar las decisiones que se tengan que tomar.
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