Ni el constante incremento de los depósitos ni la abrupta caída de las tasas de interés parecen ser suficiente incentivo para abrir los grifos de los bancos. A pesar de la liquidez con que cuentan, las entidades financieras se resisten a dar créditos. Y, salvo excepciones, el escenario no variará en el corto plazo. A lo sumo, los expertos prevén líneas muy limitadas de cortísimo plazo a tasas elevadas. La cuestión genera inquietud en el propio Gobierno ya que, aun con el veranito financiero, se sabe que sin crédito se torna improbable una recuperación de la economía.
Según datos oficiales, los depósitos se expandieron 800 millones de pesos durante octubre totalizando un crecimiento de unos 6500 millones en los últimos cuatro meses. En el mismo período, el stock de préstamos al sector privado se contrajo en alrededor de 6400 millones por los pagos que fueron realizando los deudores. Antes que otorgar préstamos, los bancos invierten esa liquidez mayormente en Letras del Banco Central (Lebac) y en encajes voluntarios en el BCRA.
A pesar de la fuerte caída en el rendimiento de las Lebac en las últimas semanas, las entidades financieras no planean lanzar líneas de créditos. Al contrario, los bancos seguirán a la defensiva disminuyendo la renta que ofrecen a los depositantes. En la lógica del negocio de los financistas, cada vez tiene menos sentido seguir capturando fondos si estos no se prestan. Como en las últimas semanas las entidades financieras se pusieron al día con los requisitos técnicos impuestos por el Central –un pasivo que tenían abierto por la profundidad de la crisis–, cada vez existe menos incentivo a captar depósitos.
¿Por qué los bancos no prestan? En las entidades financieras brindan diversos argumentos, según un sondeo realizado por Página/12. Los más repetidos fueron los siguientes:
- No se les puede dar créditos a empresas insolventes, muchas de ellas atrasadas en las cuotas de anteriores líneas. El problema, incluso, existe con las compañías más grandes, que cayeron en default con inversores particulares locales y extranjeros.
- Si bien ya se definió la compensación estatal por la pesificación asimétrica de depósitos y créditos –por la cual los bancos percibirán títulos públicos por 10.500 millones de dólares–, los bancos extranjeros reclaman otras compensaciones: por la eliminación del CER a ciertos préstamos y por la diferencia que surge de la liquidación de amparos al tipo de cambio libre y 1,40 pesos más CER. La orden impartida desde las casas matrices es irrevocable: no se puede aumentar la exposición en la Argentina –dando créditos– hasta que el Estado cumpla con su parte.
Hasta ahora, la única flexibilización consistió en descontar cheques diferidos de empresas de primera línea entre 7 y 14 días de plazo a tasas equivalentes al rendimiento de las Lebac. Para algunas compañías líderes también se detectó una ampliación del movimiento en descubierto. De acuerdo a los financistas, el próximo paso será la extensión en el financiamiento para el consumo con tarjetas de crédito, un mercado que se achicó con la crisis por el retraso en el cobro por parte de los comercios. Por ahora quedan descartados los segmentos crediticios que fueron un boom en los años ‘90: los préstamos personales, los prendarios y los hipotecarios. “Volvemos a un escenario conocido en la década del ‘80, donde los banqueros apostaban en el mercado financiero sólo al cortísimo plazo conocida comúnmente como ‘bicicleta financiera’”, relató un reconocido consultor económico a este diario.
Dada la intransigencia de los extranjeros, en la City sostienen que la banca pública debería constituirse en la más dinámica en la cesión de créditos. También habrá que prestarle atención a si el ingreso de grupos locales implicará cambios en este tema respecto de sus colegas foráneos. Hay un hecho que es cierto y es que algunos bancos de origen argentino piden dos requisitos básicos antes de abrir una carpeta para aprobar uncrédito: que el cliente sea histórico en la entidad y muestre buena conducta y, en caso de que se trate de una empresa, que pertenezca a uno de los rubros ganadores por la devaluación: por exportador o por sustitución de importaciones.