ECONOMíA › REPORTAJE A HECTOR MENDEZ, PROXIMO PRESIDENTE DE LA UNION INDUSTRIAL ARGENTINA
Frontal y usualmente polémico, Méndez se convertirá pasado mañana en el nuevo titular de la central fabril. Aquí adelanta que reclamará al Gobierno hacer como Brasil: “Declaman contra el proteccionismo, pero después ponen medidas” para frenar las importaciones.
› Por Cristian Carrillo
”Usemos las barreras paraarancelarias y luego tomemos una posición colectiva en favor del libre comercio. El cuidado es necesario porque hay que conservar una cuota de mercado razonable. Si sabes que hay un avance desproporcionado e injusto (de las importaciones), hay que poner restricciones”. Lo dice Héctor Méndez, quien pasado mañana asumirá como presidente de la Unión Industrial Argentina. Todos le reconocen algo que queda claro de entrada en este reportaje con Página/12: es un dirigente que no se calla lo que piensa. Su llamado a resguardar el mercado interno de las importaciones se produce en medio de una tensa negociación con Brasil. Méndez es empresario y representante de la industria plástica. Dentro de la UIA, es de los que tienen perfil más liberal. Sin embargo, también es pragmático. “Yo bregaría por preservar los mercados, pero lo cierto es que a veces hay que dejar de declarar y hacer”, insiste en su justificación de limitar las compras al exterior.
A diferencia de la actual conducción de la UIA, Méndez se presenta más moderado respecto al pedido de un dólar alto. En cambio, remarca que es fundamental conseguir una baja de las tasas de interés para que las empresas accedan a financiamiento. En su charla con este diario, adelanta que volverá sobre su vieja pelea para lograr una nueva Ley de Riesgos del Trabajo y defiende las paritarias como mecanismo para la actualización de los ingresos de los trabajadores. “Si no se logra un acuerdo generalizado, que cada uno negocie por su lado”, sentencia, mientras en otros países lo que se discute es cómo parar los despidos masivos.
–¿La UIA insistirá en subir el precio del dólar durante su presidencia?
–No quiero reducir la realidad del sector fabril a un problema de tipo de cambio. La situación amerita un diagnóstico mucho más complicado, con reformas y herramientas más sutiles. Habrá que discutir cómo bajar las tasas de interés para que las empresas accedan a financiamiento, que es fundamental para la producción. También hay que estudiar reformas impositivas que hacen falta, mecanismos de reintegros y reembolsos al sector fabril y otras tantas medidas que se podrán ir negociando.
–¿Cuál será la posición en la discusión salarial?
–En España se buscó ponerle un freno al famoso dos por ciento. El secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), el amigo Cándido Méndez, pedía una recomposición de dos por ciento, mientras que los empresarios dijeron: cero. Fue dura la pelea porque no se ponían de acuerdo para llegar al uno, como finalmente se alcanzó. Esas cosas pasan y nadie tiene que sentirse mal por eso. Lo que también hay que entender es que de uno a dos se puede avanzar de manera colectiva, pero de diez o quince a cero es difícil. Ante todo soy defensor de las paritarias y de que cada sector pueda arreglar sus salarios.
–¿Maneja algún número?
–Todavía no lo sé. Lo sabré cuando me reúna con el resto de la Junta Directiva. No voy a hacer nada que no esté consensuado allí. Y si no se logra un acuerdo generalizado, que cada uno negocie por su lado.
–Desde que se desató la crisis pareció haber una contradicción en el discurso proapertura comercial y la protección que se pidió al Gobierno para los sectores sensibles. ¿Cuál será la posición ahora?
–No sé cuál fue la estrategia que se planteó en ese momento en la mesa de negociación. Yo bregaría por preservar los mercados. Pero lo cierto es que a veces hay que dejar de declarar y hacer. Así como hacen las cementeras y las petroleras. Usemos las barreras paraarancelarias y luego tomemos una posición colectiva en favor del libre comercio. El cuidado es necesario porque hay que conservar una cuota de mercado razonable. Si sabes que hay un avance desproporcionado e injusto hay que poner restricciones.
–¿Cómo con Brasil?
–Los empresarios y las autoridades brasileñas son más prácticos que nosotros en la manera de poner medidas. Declaman en contra del proteccionismo, pero ponen medidas que, en muchos casos, son imperceptibles, como cuando no nos dejan sacar los camiones de la frontera.
–¿La depreciación del real es otra barrera?
–Es un tema también complicado. No se le puede decir al gobierno nacional que tiene que hacer una devaluación brutal para ponerse a la par con el real. No se puede obligar a que se devalúe a ultranza en el corto plazo sin medir las consecuencias en el mercado interno. Existen, no obstante, restricciones, reintegros y herramientas que se pueden usar.
–¿Habrá pacto del bicentenario con el campo enfrentado al Gobierno?
–Aspiro a que sí, lo cual no quiere decir que se logre, porque está la cancha muy embarrada. Un acuerdo social no sirve si no están todos los actores y todas las representaciones. Va a ser extremadamente complicado.
–¿Cuáles son los temas de agenda con el Gobierno?
–No hay todavía una agenda formal. De todos modos, tengo que empezar a trabajar ya.
–¿En qué situación se encuentra la UIA?
–Sin demasiadas diferencias en lo interno. Afortunadamente se volvió a una unidad muy sólida. Esa unidad fue el trabajo que se hizo en los últimos años, después de tanta pelea interna. De puertas para afuera hay de todo un poco, en el país y en el exterior. Desde que estaba yo al frente de la UIA hasta ahora cambió todo.
–Pero en los últimos tiempos se generaron varios frentes internos.
–No hay un frente interno, sino pequeñas mezquindades humanas. Pero la verdad es que no existe una situación delicada que haga peligrar un trabajo coordinado dentro del directorio ejecutivo. Existen, sí, distintos grupos con diferentes lecturas. No tengo autoridad para evaluar la gestión anterior, aunque puedo decir que se hizo todo lo que se podía hacer. En estos casos siempre se hace lo que se puede y no todo lo que se quiere. Tengo con lo hecho una distinta manera de ver las cosas.
–¿Sobre qué puntos hará hincapié durante su gestión?
–La Ley de ART (Aseguradoras de Riesgo del Trabajo). Con el Ministerio de Trabajo seguimos hablando del tema. Lascurain insistió, pero no se pudo avanzar lo que hubiéramos querido.
–Teniendo en cuenta la crisis, ¿existe margen para alcanzar algún avance en ese tema?
–Hay margen. Tiene que haberlo. No acepto que me digan que no hay margen para obtener una Ley de Riesgos del Trabajo. El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, me dijo una vez que es tan sencillo llegar a una solución: sólo se necesita voluntad política. Es imposible pensar en un crecimiento industrial sustentable si no se cuida el trabajo.
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