Mié 15.04.2009

ECONOMíA  › IMPIDEN LA PRODUCCIóN POR RAZONES AMBIENTALES

Alemania prohíbe maíz de Monsanto

El gobierno alemán prohibió ayer el cultivo de una variedad de maíz transgénico, el Mon 810, que en la Argentina está autorizado desde hace más de una década. Se trata de un desarrollo de la multinacional estadounidense Monsanto. La ministra de Asuntos Agrarios y Defensa del Consumidor del país europeo, Ilse Aigner, dio a conocer la noticia en Berlín y justificó la decisión en que diversos estudios corroboraron que la producción con este maíz “representa un peligro para el medio ambiente”. “Hemos llevado a cabo un estudio riguroso para sopesar los pros y los contras. No se trata de una decisión política. Se ha decidido por el interés del medio ambiente”, aseguró Aigner. Antes de Alemania, la producción del Mon 810 había sido bloqueada en Francia, Italia, Hungría, Austria y Polonia.

El Mon 810 está autorizado por la Comisión Europea, pero desde mediados de 2007 los gobiernos de aquellos cinco países empezaron a aplicar un recurso preventivo de salvaguarda para frenar su producción. El mismo camino siguió ahora Alemania. En cambio, no se prohíbe la comercialización de este maíz. La Argentina es uno de los países que lo exportan. También se cultiva en Canadá, Brasil, Sudáfrica y Japón.

Página/12 reveló anteayer que una investigación del Conicet comprobó que el glifosato, el agrotóxico básico de la industria sojera, provoca malformaciones neuronales, trastornos intestinales y males cardíacos. Sin embargo, hasta ahora la Argentina ha tenido una política de aceptación de los transgénicos.

El maíz que ahora prohíbe Alemania está permitido en la Argentina. La ministra alemana dijo que la medida está basada en razones científicas y apoyada en estudios efectuados en Luxemburgo, que indican que esta variedad de maíz manipulado genéticamente presenta riesgos para algunas especies de mariposas, escarabajos y organismos acuáticos.

Aún se desconoce si Monsanto apelará la medida ante la Justicia. El maíz transgénico Mon 810 fue alterado en su estructura genética para producir una proteína como insecticida y así repeler algunos lepidópteros. Organizaciones ambientalistas temen que el cultivo del maíz modificado genéticamente pueda tener un grave impacto en el medio ambiente, como generar resistencia en los insectos y afectar de forma negativa al organismo humano.

Los detractores del maíz transgénico argumentan que el alcance de los riesgos sanitarios es desconocido, por no existir estudios de largo plazo al respecto. La próxima contribución significativa al debate será la decisión de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para renovar la autorización de diez años de la variedad MON 810. La EFSA debería dar su respuesta antes de finales de año. La Unión Europea había aprobado esta variedad en 1998, después de que no se encontraran efectos negativos en ratas que habían sido alimentadas durante 90 días con esa variedad. España es el único país europeo en que se produce este maíz a gran escala.

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