En un nuevo intento para restaurar la confianza en el sistema financiero, el Tesoro de Estados Unidos hizo trascender que los 19 bancos con activos por más de 100 mil millones de dólares pasarían los “tests de estrés”. Mientras esperan los resultados, las entidades protagonistas de la debacle continúan anunciando beneficios positivos para el primer trimestre del año y sus devaluadas acciones consiguieron recuperar una pequeña parte del terreno perdido. Ayer, JP Morgan se sumó al grupo de bancos que recuperan sus niveles de rentabilidad. Algunos especialistas advierten que los recientes cambios en la forma de valuar los activos está permitiendo a las grandes entidades minimizar las pérdidas. El Dow Jones cerró la jornada con un alza del 1,19 por ciento y el Nasdaq avanzó un 2,68 por ciento.

El JP Morgan anunció que en el primer trimestre de 2009 tuvo beneficios netos por 2141 millones de dólares, “sólo” un 9,77 por ciento menos que el mismo período del mes anterior. Además, para alejar cualquier tipo de rumor, la entidad aseguró que está en condiciones de empezar a devolver los 25 mil millones de dólares que costó el salvavidas estatal. Así se sumó a los anuncios de mejoras en la rentabilidad que hicieron Goldman Sachs, Wells Fargo, Citibank y Bank of America. Pese a estos resultados positivos, la expansión del crédito continúa estancándose en Estados Unidos y Europa. Los préstamos de los bancos norteamericanos más grandes cayeron 6 por ciento en febrero en términos intermensuales. Las 21 entidades más grandes recibieron más de 211 billones de dólares en fondos públicos para reactivar el crédito.

“Los bancos se están beneficiando del bajo costo para tomar préstamos y de la menor cantidad de competidores, se están beneficiando por la transferencia masiva de riqueza de los ahorristas a los prestamistas gracias a la docena de rescates y subsidios del gobierno”, señaló el controvertido economista Nouriel Roubini. Para el analista, las entidades no se están preparando para posibles nuevas pérdidas y además no están registrando de la manera adecuada las actuales: “Están usando una serie de trucos contables para minimizar las pérdidas y maximizar las ganancias”.

Si bien se espera que ningún banco repruebe el examen de viabilidad, algunos requerirán nuevas inyecciones de fondos estatales si no consiguen inversores privados contemplados en el controvertido plan público-privado impulsado por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. Las entidades bajo evaluación están buscando mostrarse sanas. Goldman Sachs realizó una ampliación de su capital por 5 mil millones para juntar algo del dinero que tiene que pagarle al Estado por el rescate. La decisión del banco presiona al resto de las corporaciones a realizar acciones similares para evidenciar su fortaleza. Según informó The New York Times, los funcionarios no quieren adelantar qué bancos están en una situación más saludable, ya que podría dejar expuestos a los más débiles a la especulación encareciendo, además, los futuros rescates.

Además, los anuncios de Goldman y JP Morgan, que aseguraron estar en condiciones de empezar a devolver parte del dinero de los rescates, presionan al gobierno para que determine las condiciones que pondrá a las entidades en el proceso. La fortaleza aparente con la que se presentan los bancos también dificulta al Tesoro presentar resultados negativos de los exámenes. “Los análisis no están listos todavía; cuando lo estén, trabajaremos con los bancos para buscar la mejor forma para minimizar la incertidumbre del mercado”, explicaron desde el Tesoro.

Las hipotecas subprime dejaron de ser el centro de atención, pero el sector inmobiliario sigue resistiéndose. En el sector de la construcción, el inicio de nuevas viviendas disminuyó un 48 por ciento contra marzo del año pasado y se ubicaron en las 510 mil unidades anuales, el segundo nivel más bajo desde 1940. Los permisos de construcción de viviendas cayeron el mes pasado un 45 por ciento en términos interanuales. Por su parte, la segunda mayor propietaria de centros comerciales en Estados Unidos, General Growth Properties, se declaró en default al no poder renegociar deudas por 27 mil millones de dólares.