ECONOMíA
› LOS PRECIOS SE ESTABILIZAN SIN PLAN DEL FMI
La cura antes del remedio
Esta vez, el plan de estabilización del FMI no llegó a aplicarse. Y en cierto modo ya es tarde para que se lo pueda instrumentar, aunque se arribe a última hora a un acuerdo. La estabilización madrugó a los diseñadores del Fondo: en octubre, el IPC subió apenas 0,2 por ciento, dando oficialmente por concluido el violento rebrote inflacionario iniciado en enero con el comienzo de la devaluación. Sin embargo, mientras ayer difundía tan tranquilizadores índices el INdEC, otros datos de la realidad encendían luces amarillas. El temor a que no pueda evitarse el default con los organismos multilaterales siguió en la víspera proyectando sombras sobre el mercado cambiario, y aunque el dólar no subió, el Banco Central debió resignarse a culminar la jornada como fuerte vendedor neto de reservas (ver nota en página 8). Como la clave de la estabilidad de los precios internos es la quietud del dólar, todo el arco parece depender de una negociación hasta ahora infructuosa, pero aún abierta.
Los precios al consumidor acentuaron en octubre la tendencia que empezó a abrirse paso tras el pico de abril (el mes en el que Jorge Remes Lenicov fue sucedido por Roberto Lavagna), cuando el índice subió 10,4 por ciento y la sensación predominante era que se marchaba hacia una hiperinflación. Sin embargo, con las cuentas fiscales y monetarias bajo relativo control, el estancamiento nominal (y fuerte caída real) de los salarios, la reducción de la demanda y el congelamiento de las tarifas públicas, la inflación fue perdiendo aire. Un control de cambios más estricto y una incipiente recuperación de la demanda de dinero también ayudaron a aquietar el panorama.
Una novedad no del todo tranquilizadora de ayer provino de la licitación de Lebac, en la que el BCRA, aunque logró provocar una nueva disminución de las tasas, no llegó a renovar todo el stock de papeles que vencía (ver aparte). El hecho importa en la medida en que esas letras compiten como activo financiero con el dólar, y de que la cotización de éste determina el futuro curso de los precios internos. La paradoja actual es que la resistencia del Fondo a acordar con la Argentina es el principal factor potencial de desestabilización.
Más movidos se mostraron los precios a nivel mayorista, con un alza del 0,9 por ciento en octubre. Con ello, se elevaron un 123,5 por ciento en los diez primeros meses del año, más del triple que los minoristas (40,0 por ciento). Respecto de éstos, la canasta básica alimentaria que calcula el INdEC se abarató 1,1 por ciento en octubre, pero aun así arrastra un encarecimiento del 71,6 por ciento en los diez meses, y en bienes que son por definición de primera necesidad. Los fuertes costos sociales que esto implica forman parte del precario equilibrio alcanzado.