ECONOMíA › REGRESA EL MINISTRO DE ECONOMíA DE LA ASAMBLEA DEL FMI CON PROMESAS DE UNA RELACIóN MáS MADURA
Normalización de las relaciones con el Fondo, acuerdo con el Club de París y reapertura del canje, el menú en preparación.
Una revisión del FMI “estrictamente técnica y de bajo perfil” y avances en las negociaciones para la reapertura del canje de la deuda en default que rechazó la oferta en 2005 son las definiciones con las que el ministro de Economía, Amado Boudou, se vuelve de su viaje a Estambul. Antes de emprender su regreso al país, el titular del Palacio de Hacienda se reunió con el director ejecutivo del Fondo, Dominique Strauss-Kahn. En el encuentro no acordaron plazos para que una misión del organismo vuelva a realizar la supervisión contemplada en el artículo IV de su estatuto, pero se comprometieron a seguir trabajando sobre la “normalización” de las relaciones. La intención es llegar a un acuerdo antes de fin de año. Las conversaciones con inversores y las distintas ofertas de algunos bancos para estructurar una nueva colocación de deuda llevaron a Boudou a sostener que “Argentina ya volvió a los mercados de capitales”.
La normalización de las relaciones con el cuestionado organismo multilateral de crédito, la reapertura del canje para los bonistas que rechazaron la oferta hace cuatro años y la cancelación de la deuda por 7756 millones de dólares con el Club de París con el objetivo de reinsertarse en el escenario financiero internacional dominaron la agenda de Boudou en estos días. Pese a la mejora en las expectativas que generan las medidas “amigables con los mercados”, varios especialistas advierten sobre los riesgos que implica regresar a un escenario caracterizado por la especulación financiera.
Durante la estadía en Turquía, la comitiva argentina se encontró con un FMI que, jugando de local en su asamblea anual, endureció sus posiciones respecto del país. Pese a las asperezas, en el encuentro que mantuvieron ayer el ministro y Strauss-Kahn coincidieron en señalar que la misión del organismo será “estrictamente técnica y tendrá un bajo perfil”, a diferencia de las visitas que caracterizaron la década pasada y que se realizó por última vez en 2005. “A las críticas no les tengo miedo ni me molestan. Tanto Estados Unidos como China o Chile las reciben. El límite está en las cuestiones relacionadas con las recomendaciones o condicionalidades que intenta imponer el FMI”, explicó Boudou, que se volverá a reunir con el titular del organismo en la primera semana de noviembre.
Si bien se continuó negociando con el Fondo, la estrella del viaje fue la posible propuesta para los holdouts (bonistas que no entraron al canje), sobre la cual el Gobierno estaría ultimando detalles. Allí reside el foco de interés de los bancos y otras entidades como las desacreditadas agencias calificadoras de riesgo. Todos esos actores participarían directa o indirectamente de la nueva operación. Las expectativas que derivan de esas negociaciones no sólo estimulan a los inversores extranjeros, sino que dinamizan la plaza financiera local (ver aparte).
Durante los diferentes encuentros que mantuvieron los funcionarios argentinos con los representantes de esas entidades, la atención estuvo concentrada en la posibilidad de realizar una oferta a los ahora fondos buitre que decidieron no participar del canje en 2005. Según trascendió, el proyecto prevé una quita en torno del 65 por ciento, la entrega de un título a siete años para los intereses que no se pagaron desde 2005 y otro bono a veinticinco años por la deuda neta de la quita. El capital en default ronda los 20.000 millones de dólares.
Especialistas heterodoxos, como los del Cenda o el Grupo Luján, advierten que es necesario evitar que un posible acuerdo con los holdouts implique la apertura del camino para la reinserción del país en la lógica de la bicicleta financiera y la consiguiente pérdida de la soberanía sobre la política económica. La entrada de capitales facilita el control de la inflación y en el corto plazo estimula el crecimiento, pero ese proceso termina resultando en el atraso del tipo de cambio, mayores importaciones y más desempleo. En ese sentido, cerca de Boudou remarcan que el objetivo es “aprovechar el flujo de dinero disponible en los mercados desarrollados, pero no sólo para que inviertan en la actividad financiera, sino también en la economía real”. Además, aseguran que “no se retomará el sendero de endeudamiento público que fracasó en el pasado, ya que, pese a lo que sostienen desde el establishment local, el país no tiene necesidad de obtener recursos para financiar sus vencimientos”.
Boudou y el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, mantuvieron reuniones con banqueros y varios fondos de inversión como Merrill Lynch, Crédit Suisse y HSBC. Fuentes oficiales señalaron que “hay mucho interés para invertir en el país, existe mucha liquidez a nivel internacional y los inversores están buscando destinos donde las economías exhiban una condición saludable”.
Según trascendió, las propuestas para emitir deuda que le acercaron bancos de Estados Unidos al titular del Banco Central, Martín Redrado, no serían las únicas. “Nosotros vamos a tomar la decisión de a qué tasa, cuando sea conveniente”, apuntó el ministro. La oferta que llegó a manos de Redrado preveía una tasa de interés del 13,5 por ciento.
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