Dos noticias provenientes de bancos de primera línea volvieron a poner en duda si llegó el momento de la recuperación o la crisis seguirá extendiéndose un tiempo más. El CIT Group, multinacional de préstamos a pequeñas y medianas empresas, se acogió ayer finalmente a la Ley de Quiebras en los Estados Unidos. Se convierte en la mayor bancarrota del sector financiero desde el colapso de Lehman Brothers, hace más de un año. Del otro lado del Atlántico, el británico Royal Bank of Scotland anunció que reducirá otros 3700 puestos en la nómina de sus filiales en Reino Unido. Las bolsas mundiales respondieron con fuertes oscilaciones, aunque al cierre se ubicaron en su mayoría sobre terreno positivo. En tanto, en el mercado local, el índice Merval finalizó con una mejora de 1,4 por ciento, mientras que la plaza cambiaria no mostró cambios en la cotización del dólar.

La bancarrota del CIT y los despidos en el Royal son ejemplos de la debilidad del sistema financiero en el mundo desarrollado. El holding estadounidense estudió varias opciones antes de su inevitable pedido de quiebra. “La decisión de proceder con nuestro plan de reorganización permitirá a CIT Group continuar suministrando fondos a las pequeñas y medianas empresas, un sector de importancia vital para la economía estadounidense”, explicó en una nota de prensa el presidente y administrador delegado de la compañía, Jeffrey Peek. La empresa reconoció una deuda de 65.000 millones de dólares, mientras que sus activos alcanzan a apenas 71.000 millones. La caída del CIT representa también la primera derrota para el Tesoro estadounidense respecto de sus programas de salvataje.

En Europa, el Royal Bank of Scotland, propiedad del gobierno en un 70 por ciento, confirmó su plan para suprimir 3700 empleos en su red de agencias en Gran Bretaña. El año pasado, la entidad británica debió ser socorrida por el Estado. El banco ocupa actualmente a unas 170.000 personas, la mayoría de ellas en el Reino Unido. Hace unos meses ya había anunciado la reducción de 16.000 empleos, dedicados en su mayoría a la banca de inversiones.

Por otro lado, la Bolsa porteña cerró con saldo positivo. No obstante, los vaivenes bursátiles en el mundo acotaron ganancias tempranas en el panel Merval, que terminó con una mejora de 1,4 por ciento. Los títulos públicos mostraron mayoría de caídas. El Descuento, en pesos, cedió 0,2 por ciento, el Par quedó 0,6 por ciento abajo y el cupón del PIB evidenció un retroceso de 0,6 por ciento. En las pantallas de las principales agencias de cambio del microcentro porteño el billete estadounidense se mantuvo en 3,83 para la venta. En tanto, el stock de reservas internacionales se ubicó, luego de la intervención del Banco Central, en 46.355 millones de dólares.