ECONOMíA
› PANORAMA ECONOMICO
NO SÓLO LOS BANCOS
› Por Julio Nudler
Que el sector financiero se concentró y extranjerizó durante el menemismo, y en particular después de 1995, con el activo impulso de Roque Fernández y Pedro Pou desde el Banco Central, es historia conocida. También es sabido que ese sector está formado por algo más que bancos, ya que abarca a todos los llamados “inversores institucionales” (I.I.), categoría que incluye a las AFJP (creadas en 1994), los Fondos Comunes de Inversión de variado menú (FCI) y las compañías de seguros de toda clase. Con todas esas ramas del negocio fueron integrándose conglomerados financieros (C.F.), que adquirieron un rol absolutamente dominante y también distorsivo en la Argentina y que, sin embargo, no merecieron ningún estudio ni análisis desde ninguno de los gobiernos que se sucedieron. Sólo a mediados de este año, a partir de la formación en el Ministerio de Economía del llamado Grupo Estratégico de Servicios Financieros, coordinado por Carlos Weitz (ex Comisión Nacional de Valores), comenzó a examinarse la conducta de esos conglomerados hasta las vísperas del colapso producido un año atrás. Las primeras conclusiones, realmente inquietantes (básicamente, que los C.F. han defraudado a los consumidores de servicios financieros), están ya en poder de los organismos de (supuesto) control: la CNV, la Superintendencia de Entidades Financieras, la de AFJP y la de Seguros, ninguna de las cuales se está destacando por su activismo en defensa de los intereses generales.
A continuación, una serie de formas en que los conglomerados, a través de sus diferentes bocas, perjudicaron al público al privilegiar los negocios del propio grupo, sin que esa conducta suscitase sanción alguna.
- Los inversores institucionales actuantes en la Argentina canalizaron hacia depósitos bancarios una proporción desmesurada de sus inversiones, si se compara con el comportamiento de los I.I. del resto del mundo.
- Las compañías de seguros pertenecientes a conglomerados, además de colocar en plazos fijos bancarios una proporción muy alta (muy superior a la de las aseguradoras independientes) de sus reservas, efectúan la totalidad de esos depósitos en el banco del mismo conglomerado. Aunque se trate de una flagrante concentración del riesgo, inadmisible tratándose de una compañía de seguros, ello es completamente legal en la Argentina.
- Pero, además, las restantes inversiones de las aseguradoras pertenecientes a C.F. aumentan la concentración del riesgo porque dan preferencia al Fondo Común del mismo grupo, y adquieren Obligaciones Negociables y acciones emitidas por empresas vinculadas. En dos casos concretos analizados, la inversión en intereses relacionados llega al 83 y al 90 por ciento, respectivamente.
- En los meses previos a la imposición del corralito, mientras el sistema bancario sufría una corrida de depósitos, las AFJP aumentaban sus colocaciones en plazos fijos para auxiliar a los bancos, aunque así arriesgasen el dinero confiado a ellas por los aportantes, que finalmente quedó atrapado. Si bien las Administradoras tienen prohibido constituir depósitos en el banco al cual pertenecen, pueden eludir fácilmente esa restricción mediante acuerdos cruzados: la AFJP del banco A coloca dinero en el banco B, y la de éste deposita plata en el banco A.
- El C.F. privilegia sus intereses, no los de sus clientes. Así, en julio de 2001 los I.I. preferían invertir en plazos fijos en dólares a 90 días, que rendían el 8,2 por ciento anual, desdeñando Letras del Tesoro a igual plazo y en la misma moneda que rendían el 14,0 por ciento. Esta conducta estaba determinada por la intención de favorecer con liquidez al banco del mismo conglomerado.
- Otro caso manifiesto de manipulación en favor de los intereses del C.F. es el de la relación entre las AFJP y las compañías con las que deben contratar el seguro de vida para sus afiliados. Según está establecido, esa contratación debe realizarse por medio de una licitación pública y abierta, de modo de conseguir las condiciones más favorables y así disminuir el costo para el trabajador aportante. Sin embargo, en todos los casos el negocio fue concedido a la aseguradora perteneciente al mismo conglomerado. Hubo una única excepción: la AFJP Profesión+Auge, y por la sencilla razón de que carecía de aseguradora vinculada.
- No es para extrañarse entonces si nada menos que un 28 por ciento de la recaudación total embolsada por las AFJP en el período 1995-2001 haya ido a parar a las compañías de seguros (vinculadas, como se ha visto).
- Pero, en realidad, cada conglomerado elige en cuál de sus negocios quedará la ganancia, después de asegurarse de que sus ingresos conjuntos no disminuyan. Así, en el caso de las AFJP, aunque las primas del seguro de vida sufrieron variaciones, el monto de la comisión total (que incluye el costo del seguro) se mantuvo casi inalterado en el 3,5 por ciento del salario del afiliado. Vale decir que cuando bajaba la prima del seguro, subía la comisión propiamente dicha, de manera que el total no variase.
Estas manipulaciones, en las que los organismos de control –actuando por otra parte sin la necesaria coordinación– nunca parecieron notar nada malo, proliferaron a la par de una veloz desnacionalización del negocio financiero. Siguen algunos otros datos de interés al respecto.
- Extranjerización. La banca del exterior, favorecida por la convertibilidad, capturó un papel dominante en el sistema bancario privado de la Argentina, carente de una banca central propiamente dicha. Tomando los primeros siete bancos privados, en junio de 1995 los extranjeros detentaban el 30,7 por ciento de los depósitos. Seis años después su porción de la torta había crecido al 78,0 por ciento.
- Con datos a septiembre de 2001, apenas tres bancos extranjeros (el BBVA, el Citi y el Santander) manejan el 56 por ciento de todo el sistema previsional privado de Latinoamérica.
- Los conglomerados financieros administran (datos a junio de 2001) el 80 por ciento del dinero detentado por inversores institucionales cuyos dueños son bancos.
- Los I.I. pertenecientes a C.F. extranjeros manejan el 81 por ciento del total de recursos administrados por esa clase de entidades.
- Aunque también la banca pública y la privada o cooperativa nacional integró conglomerados, los extranjeros son ampliamente dominantes, acaparando el 81 por ciento de los recursos.