Jue 16.01.2003

ECONOMíA  › CON EL CENTRAL COMO UNICO COMPRADOR, BAJO A 3,27

El dólar juega en el tobogán

El Banco Central levantaría las últimas restricciones a la compra de divisas, lo que por lo visto no asegura que se detenga la caída.

El dólar tocó ayer su nivel más bajo en ocho meses. Quedó en 3,21 pesos para la compra y 3,27 para la venta, con una caída de cuatro centavos con respecto al cierre anterior. Y hubiese retrocedido más si el Banco Central no absorbía 39 millones de dólares en el mercado, constituyéndose en el principal demandante de divisas. Roberto Lavagna confirmó que se continuará liberalizando el mercado cambiario para incentivar la demanda. “No tiene sentido mantener las restricciones cuando existe sobreoferta” de divisas, fundamentó el ministro.
Al revés de lo que sucedía el año pasado, los financistas y el público en general se preguntan ya no hasta dónde subirá el dólar sino cuál es el piso hasta el que descenderá. En las tres primeras jornadas de la semana, el dólar cayó 10 centavos. Un inversor que haya vendido sus dólares hace un mes, cuando la moneda estadounidense rondaba 3,40 pesos, y los recompre ahora, habrá obtenido una ganancia del 4,3 por ciento en moneda dura. A la que se añadirá una renta del 7 por ciento anual si, entre la venta y la recompra de divisas, el financista colocó su capital en Letras del Banco Central (Lebac). Este es el mecanismo que se armó entre los grandes operadores en las últimas semanas, una ola especulativa que el Banco Central no pudo romper con las medidas de liberalización cambiaria.
Todo lo contrario, a medida que la dupla Lavagna-Prat Gay fue levantando los controles, el dólar profundizó su tendencia bajista. La ecuación tiene una lógica: a mayor libertad cambiaria, los inversores ganan confianza porque el Gobierno les ofrece más garantías de que podrán salir de la inversión cuando mejor les parezca. Las últimas iniciativas del BC y de Economía dan crédito a este escenario, contrario al buscado por los funcionarios.
El problema es que, tanto en los despachos oficiales como entre los financistas, existe la certeza de que en algún momento la ola especulativa se revierte y se produce una corrida en sentido contrario, que podría provocar un alza abrupta del tipo de cambio y el consiguiente riesgo de un traslado de esa eventual suba a los demás precios de la economía. La pregunta del millón es por qué, entonces, el Banco Central no frena la ola especulativa comprando dólares al precio que crea más conveniente en vez de dejar caer el tipo de cambio. Hasta ahora, el BC se limitó a amortiguar la tendencia bajista pero no a detenerla.
Aunque tenue, una primera señal ocurrió ayer pasado el mediodía. Una vez que el dólar cayó a una banda de entre 3,22 y 3,25 pesos aparecieron compradores de divisas, lo que podría marcar el piso actual del tipo de cambio. En ese marco, el dólar se recuperó unos centavos. En total, la demanda fue de 11,1 millones de dólares, ampliamente superada por las liquidaciones de los exportadores en la ventanilla del Central: 50,1 millones.
Hay dos motivos extra que explican la voluntad del Gobierno de subir el dólar: la pérdida de recaudación por los impuestos que gravan a las exportaciones y la supuesta amenaza de un brote inflacionario por la fuerte emisión de pesos para comprar las divisas. En lo que va del mes, el BC ya embolsó 406,4 millones de dólares para sus reservas. A mitad del mes ya está cerca del récord de 557 millones de ganancia en diciembre último.
Cerca de Prat Gay afirman que el titular de la entidad monetaria es favorable a permitir que el tipo de cambio fluctúe al compás de las fuerzas del mercado. Hasta ahora, Lavagna se había mostrado partidario de mantener un dólar alto y estable. Una estrategia que quedó suspendida. Con 10.700 millones de dólares de reservas, amplio superávit comercial, y en pleno default de la deuda, el Gobierno demuestra fortaleza para defender cualquier turbulencia financiera. Por eso Lavagna y Prat Gay están decididos a levantar el esquema del control de cambios, aunque esperarían a la definición de las negociaciones con Washington para anunciar las nuevas medidas.
Las iniciativas que se están analizando para impulsar una mayor demanda de divisas son las siguientes:
u Permitir que los exportadores puedan recomprar una parte de los dólares que traigan a la Argentina, pudiendo superar el actual límite de 150 mil dólares mensuales que seguiría rigiendo para los demás operadores. El nuevo tope para los exportadores podría ubicarse entre 700 mil y un millón de dólares mensuales.
u Liberar a los exportadores de la obligación de liquidar sus divisas en el Banco Central. Hasta ahora deben hacerlo quienes deban vender más de un millón por operación.
u Destrabar los giros de las empresas endeudadas en el extranjero.

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