ECONOMíA › BAJARON LAS IMPORTACIONES Y CRECIO LA PRODUCCION LOCAL
› Por Javier Lewkowicz
La ministra de Industria, Débora Giorgi, defendió ayer la política comercial aplicada por el gobierno nacional que, según describió, permitió sustituir importaciones y mejorar la balanza comercial. En particular hizo referencia a la utilización de licencias no automáticas de importación, que fue la medida más relevante para contener la presión importadora en medio de la crisis internacional. Las licencias se enfocaron en la protección de los denominados sectores manufactureros sensibles, que son intensivos en mano de obra y sufren especialmente la apertura de la economía por estar al borde de perder mercados frente a otros competidores. El discurso proteccionista oficial, sin embargo, choca con la intención del Mercosur de formar una unión aduanera, que debilitaría la autonomía nacional para fijar la política comercial.
El importador sujeto al régimen de licencias no automáticas debe presentar más documentación que la regular, y su actividad demora, teóricamente, unos 60 días adicionales. Sin embargo, en la práctica esos 60 días no se cumplieron, sobre todo durante 2009, y las licencias operaron como una restricción al ingreso de mercaderías. Esto suscitó críticas y enfrentamientos, por ejemplo, con el gobierno brasileño.
Según los datos que ofreció Giorgi, las licencias no automáticas de importación pasaron de afectar 150 posiciones arancelarias a fines de 2008, impactando sobre una importación de 3000 millones de dólares, a 404 en la actualidad, que se aplican en 1500 millones de dólares anuales. La caída en el monto de las compras afectadas por licencias es explicada por Giorgi por la sustitución de importaciones. Sin embargo, esa baja se podría haber dado también por el efecto precio, en un contexto internacional de sobreoferta.
En sectores como el textil, calzados y juguetes, las licencias se combinan con planes para incentivar a los empresarios a reducir la actividad importadora y aumentar la producción nacional. Esta lógica es la opuesta a la aperturista de los ’90. El sector pyme en general coincide en que hubo una importante sustitución de importaciones en “industria liviana” o sectores sensibles, y que el instrumento de las licencias fue relevante, aunque el “dólar alto” fue el principal móvil de este proceso. También ayudó la apreciación cambiaria de Brasil.
En el sector de calzados es quizá donde mayor sustitución se observa. En 2000, la producción anual fue de 22 millones de pares, mientras que en la actualidad asciende a 105 millones, con fuertes inversiones de empresas de capital brasileño. En comparación con 2008, que no se vio afectado por la crisis internacional, el sector importó 11 millones menos de pares y produjo cinco millones más. También se aplicaron licencias en juguetes, que en Industria resaltan que es un sector que recuperó el 60 por ciento del abastecimiento de la oferta local.
Por su parte, la producción de heladeras este año llegará a un millón de unidades, pasando de una participación en el mercado del 30 por ciento en 2003 al 80 por ciento en la actualidad. En términos generales, heladeras, lavarropas y cocinas de producción nacional comprenden el 90 por ciento del mercado local. Otros sectores que fueron “cuidados” por las licencias, son neumáticos, madera y muebles y artículos del hogar.
Conforme la situación internacional se fue estabilizando, la entrega de las licencias se agilizó, aplacando las críticas de Brasil. Más allá del importante uso de estas herramientas, la industrialización en sectores con mayor contenido tecnológico requiere de herramientas más complejas de promoción, que la protección comercial no llega a satisfacer.
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