ECONOMíA › LA UIA REACCIONó FRENTE AL PEDIDO DE 28 POR CIENTO DE AUMENTO PROMEDIO QUE DESLIZó LA CGT
El presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) e integrante de la cúpula de la UIA, Daniel Funes de Rioja, respondió con un argumento clásico: “Va a generar inflación pura”.
› Por Javier Lewkowicz
La puja salarial comenzó a entrar en calor, y frente a los primeros números deslizados por la CGT y algunos gremios, el sector patronal respondió con un argumento clásico: “Va a generar inflación pura”. La afirmación fue realizada por el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) e integrante de la cúpula de la UIA, Daniel Funes de Rioja. “Hay una escalada de pedidos salariales que tienen que ver muy poco con la realidad”, indicó el empresario. Sin embargo, los números que puedan manejarse en cada sector no son directamente comparables entre sí, así como tampoco son iguales los efectos que puedan causar esos aumentos sobre las estructuras de costos de las empresas. En cada caso juegan un papel relevante variables como la productividad del trabajo, los plazos y condiciones del aumento pactado, el peso de la masa salarial en los costos totales, el retraso relativo de los salarios en determinados rubros y la rentabilidad sectorial.
Con la aclaración de que “no existen ni pisos ni techos” para las actuales negociaciones salariales, el secretario gremial de la CGT, Omar Viviani, adelantó que apuntaba a que el promedio de aumento esté en un 27 a 28 por ciento. Algunos gremios como el de los gastronómicos o los empleados de comercio reclaman por encima del 30 por ciento, todos evocando como un factor decisivo a la “inflación de supermercado”, en lugar de tomar como base los datos oficiales.
“La preocupación central de los empresarios es que haya una escalada de pedidos salariales que tienen que ver muy poco con la realidad. Son cifras que superan lo que es la estimación inflacionaria probable. Esos reclamos proyectan hacia arriba, empujan y espiralizan las expectativas. Eso va a generar inflación pura”, indicó ayer Funes de Rioja. Según estimó el empresario de la alimentación, la inflación que encuentra “probable” para este año está entre el 25 y 30 por ciento.
El argumento de que los pedidos salariales generan inflación es un clásico de parte de los empresarios para aplacar los reclamos sindicales. Si se cumpliera el pronóstico patronal, la pretensión de mayores aumentos salariales sería para los trabajadores un juego inútil, porque después esos incrementos se verían reflejados en una disminución del poder de compra a manos de la inflación. Sin embargo, la vinculación entre los incrementos salariales y los precios finales no es directa.
Una variable muy relevante es el aumento en la productividad del trabajo, que amortigua la presión que en los costos producen las su-bas salariales. Pero además, el peso de la masa salarial sobre la estructura de costos totales es dispar. En muchos sectores capital-intensivos esa proporción es muy baja, por lo que el traslado a los precios finales no es inmediato. Tomando estos factores y otros como la evolución del tipo de cambio multilateral, en “Costos laborales y competitividad en la Argentina postconvertibilidad”, los investigadores del Ministerio de Trabajo, Anahí Amar, Federico Pastrana y Soledad Villafañe, señalan que los costos laborales por trabajador en la industria manufacturera medidos en moneda extranjera todavía se encuentran bastante por debajo del nivel observado antes del estallido de la convertibilidad.
Para Funes de Rioja, “los trabajadores industriales no están atrasados, lo que se está produciendo no es una recuperación, quieren sacar una tajada mayor”. Es decir que habría trabajadores que estarían buscando mejorar su poder adquisitivo, lo que “implica generar inflación pura y en muchos casos arriesgar mercados desde el punto de vista internos y externos”, consideró. “Ya no están pidiendo porcentajes, están pidiendo mínimos remuneratorios”, se quejó el empresario.
Muchos de los gremios que se ubican en la cabeza de los pedidos salariales se desempeñan en sectores donde la rentabilidad empresaria ha crecido vertiginosamente en los últimos años, como la exportación de granos, beneficiada por la escalada en los precios internacionales. Esto es un factor adicional para la disputa salarial, que excede al cálculo de “no perder frente a la inflación”. En otros casos hay gremios que siguen con escalas salariales muy retrasadas, por lo que los pedidos forman parte de una recomposición más general. Otro variable importante a tener en cuenta, además de analizar el número final del incremento, es la forma en que se escalona.
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