ECONOMíA › LA APRECIACIóN DEL REAL INCREMENTA LAS TENSIONES EN EL PAíS VECINO
La moneda brasileña cerró el viernes a 1,57 por dólar, el valor más alto desde 2008. Dilma Rousseff privilegia la lucha contra la inflación, pero el costo para la industria es alto y las quejas ya se hacen oír incluso dentro del gobierno.
› Por Fernando Krakowiak
Cuando Dilma Rousseff asumió la presidencia, algunos analistas especularon con la posibilidad de que Brasil devaluara su moneda. Sin embargo, durante los primeros 100 días de gobierno, el real no paró de revaluarse. El viernes cerró a 1,57 por dólar, el valor más alto desde agosto de 2008. Esta situación está provocando una fuerte tensión en el país vecino y las quejas ya se hacen oír incluso dentro del gobierno. El diario Folha de Sao Paulo reveló el sábado que Luciano Coutinho, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), cuestionó la política cambiaria en una reunión con empresarios. “El gobierno tenía el compromiso de sostener el real a 1,65 por dólar, pero lo abandonó debido a la inflación. La industria está siendo destruida con este tipo de cambio”, afirmó Coutinho, según relataron participantes del encuentro. En la Argentina, en cambio, la revaluación del real les da aire a los industriales y permite al gobierno dejar que el peso se siga apreciando en términos reales con respecto al dólar.
El real brasileño se devaluó apenas estalló la crisis internacional en septiembre de 2008, pero al poco tiempo la baja de la tasa de interés en los mercados centrales incrementó el flujo del ahorro mundial hacia los países emergentes. Brasil estuvo entre los más beneficiados porque ha venido subiendo su tasa para ponerle freno a la inflación. Eso hizo que el real se valorizara un 32,7 por ciento con relación al dólar en 2009 y otro 4,6 por ciento en 2010. Con la llegada de Dilma, se incrementó el lobby de los industriales paulistas y las muestras de preocupación dentro del propio PT por la apreciación del real hicieron crecer los rumores sobre una posible devaluación, pero nada de eso ocurrió. El real comenzó el año en 1,66 y cerró el viernes a 1,57 por dólar.
Un informe de la Fundaçao Centro de Estudos Comercio Exterior, difundido ayer en Brasil, detalla que el real nunca estuvo tan alto con respecto al dólar. En la actualidad, la moneda estadounidense está un 50 por ciento más barata en términos reales de lo que estaba en julio de 1994, poco tiempo después del inicio del Plan Real. Y si se compara con diciembre de 1998, en vísperas de la devaluación, el dólar está un 40 por ciento más barato.
Esto se explica por el creciente flujo de capitales que está ingresando a Brasil. Para intentar ponerles un freno, a fin de marzo el gobierno de Rousseff subió a 6 por ciento la tasa que deben pagar los fondos especulativos para invertir en títulos públicos, acciones u otorgar préstamos de corto plazo. Sin embargo, esa medida se combinó, de manera casi esquizofrénica, con una suba de la tasa de interés referencial (Selic). En enero se la llevó de 10,75 a 11,25 por ciento anual y en marzo de 11,25 a 11,75 por ciento con la intención de combatir la inflación, que el año pasado superó el 6 por ciento.
La tasa Selic opera como una zanahoria para los inversores y el impuesto a la especulación financiera como un garrote, pero según lo que Luciano Coutinho, presidente del Bndes, le dijo a un grupo de empresarios paulistas la semana pasada, ese dilema que enfrenta Rousseff es sólo aparente porque en los hechos el gobierno optó por combatir la inflación para bajarla a 4,5 por ciento, aunque la consecuencia sea una apreciación del real. Algunos analistas brasileños incluso ya prevén un real a 1,50 por dólar para fin de año. Por eso, Coutinho les habría sugerido a los industriales, siempre según fuentes consultadas por Fohla de Sao Paulo, que se movilicen para presionar al gobierno que él mismo integra.
La revaluación del real es un problema para los industriales brasileños, pero un alivio para los argentinos, que ven cómo sus exportaciones hacia su principal socio comercial se vuelven cada vez más competitivas. Al gobierno de Cristina Kirchner además le da margen para permitir una revaluación del peso con respecto al dólar en términos reales.
Si Brasil continúa con esta política, lo único que podría alterar el escenario es una suba de la tasa de interés en los principales mercados centrales. El jueves pasado, el Banco Central Europeo dio un primer indicio en esa dirección al aumentar la tasa un cuarto de punto (de 1 a 1,25 por ciento), pero todavía es difícil saber si eso marca un cambio de tendencia. Por lo pronto, la mayoría de los analistas cree que la Reserva Federal no seguirá los pasos de su par europea porque la recuperación económica en Estados Unidos aún no se consolidó.
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