ECONOMíA › MARCO DEL PONT CUESTIONO LAS PROPUESTAS DEL FMI PARA DEBATIR EN EL G-20
La funcionaria aseguró que el organismo ofrece una visión cuestionable desde el interés de los países en desarrollo y recomienda la apreciación del tipo de cambio. “Seguiremos acumulando reservas”, retrucó.
› Por Tomás Lukin
“Vamos a continuar con la intervención en el mercado cambiario para asegurar la competitividad, preservaremos las herramientas para regular los movimientos de capitales de corto plazo y seguiremos acumulando reservas más allá de lo que pretenda imponer el Fondo Monetario Internacional”, aseguró a Página/12 la presidenta del Banco Central Mercedes Marco del Pont. La funcionaria se encuentra en Estados Unidos, donde ayer expuso en la prestigiosa Minsky Conference que organiza el Levy Institute en Nueva York. Hoy participará en Washington con la comitiva argentina del encuentro de ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20. Desde los andenes de la Penn Station, mientras esperaba el tren que la condujo hacia la capital norteamericana, la funcionaria dialogó telefónicamente con este diario.
–¿Cuál será la posición que llevará Argentina a la reunión del G-20?
–Hay varios puntos en discusión a partir de un conjunto de propuestas que provienen de documentos del FMI. El Fondo ofrece una visión cuestionable desde el interés de los países en desarrollo y recomienda la apreciación del tipo de cambio como herramienta para amortiguar el alza en el precio de los commodities. El documento del Fondo es vergonzoso. También proponen que los países en desarrollo, para evitar el “recalentamiento”, avancemos en la consolidación fiscal, un nuevo eufemismo para el ajuste. Es cierto que el FMI reconoce ahora que el ingreso irrestricto de capitales puede ser negativo, pero se adjudican la capacidad de decir cuándo y cómo se tiene que usar. Nosotros no vamos a ceder en nuestra posición sobre los controles a la entrada y salida de capitales, la acumulación de reservas, desendeudamiento y la intervención en el mercado cambiario.
–¿Por qué?
–Porque sus propuestas implican la exportación de la crisis a los países en desarrollo. La corrección de los desequilibrios globales no puede limitar la política económica. En el debate sobre los desbalances globales subyacen las tensiones entre China y Estados Unidos, pero nos meten a todos en la misma bolsa. Según su visión, para rebalancear la economía mundial tenemos que incurrir en déficit de cuenta corriente. Los países en desarrollo como Argentina tienen que hacer lo contrario, privilegiar el superávit para evitar estrangulamiento del sector externo. Como sucedió en los encuentros del G-20, los gobiernos latinoamericanos, Turquía, India y China llegamos con un consenso muy sólido para resistir cualquier propuesta que apunte a condicionar los grados de libertad.
–Funcionarios de distintos gobiernos y organismos multilaterales plantearon la necesidad de regular el precio de los commodities.
–Vamos a rechazar cualquier iniciativa de regulación que condicione los ingresos de exportación de los países en desarrollo. Eso es muy diferente a plantear una discusión sobre la necesaria regulación de la especulación financiera con instrumentos derivados. Sin políticas como la preservación del tipo de cambio, la acumulación de reservas y los controles de capitales que aplica Argentina no es posible hacer frente a las presiones hacia la reprimarización que enfrentamos los países de la región. Para promover la industrialización en un escenario de altísimos términos de intercambio para las materias primas es necesario ofrecer políticas públicas y protección. Es cierto que todavía falta mucho en materia distributiva. Pero si en los últimos años sólo hubiera viento de cola por la soja no hubiéramos tenido las mejoras que se observan ahora. Fue resultado de políticas públicas que tuvieron como eje la redistribución del ingreso y el crecimiento del empleo, en cantidad y en calidad.
–¿Cuál fue la respuesta de los participantes de la Minsky Conference luego de su exposición?
–Precisamente la presentación que llevamos buscó evidenciar que la cuestión financiera está directamente vinculada con lo que sucede en el mercado de trabajo y con la distribución del ingreso. No son compartimientos aislados. Fue frente a un público compuesto por economistas heterodoxos, pero también funcionarios de distintos gobiernos y muchos miembros de la industria financiera que se mostraron sorprendidos con los datos positivos de empleo, distribución del ingreso y recomposición salarial. En los foros internacionales se discute mucho sobre la regulación pero no se habla de dónde va a salir la demanda necesaria para sostener el crecimiento.
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