A pesar de que América latina se convirtió en un ejemplo de robustez luego de la debacle mundial –por las medidas anticíclicas encaradas– y de que los países que siguieron las recomendaciones del Fondo Monetario terminaron en crisis, el organismo multilateral volvió con sus recetas de ajuste. El director del FMI para la región, Nicolás Eyzaguirre, sostuvo que Latinoamérica debe iniciar una suba de tasas de interés para evitar una “aceleración que sobrecaliente” la economía que, supuestamente, amenazaría el crecimiento sostenible de estos países. “Argentina debe acelerar su crecimiento económico, no aminorarlo, para cumplir con los objetivos de desa-rrollo social”, le contestó el ministro de Economía, Amado Boudou.

Eyzaguirre fue uno de los oradores principales en el encuentro de ministros de Economía y Finanzas de la región que participaron ayer de la Asamblea Anual del Fondo y el Banco Mundial. “Está claro que en la mayoría de los países deberán aumentarse las tasas de interés para prevenir una aceleración del sobrecalentamiento (de la economía) y la inflación”, señaló. El directivo aseguró que el fantasma del sobrecalentamiento regresa a América latina impulsado, principalmente, por el alza de precios de los alimentos y la llegada de un fuerte flujo de capital a la región. “Si bien se ha moderado respecto al ritmo del pasado año (el crecimiento), todavía permanece por encima de una tendencia sostenible”, sentenció.

En su informe “Perspectivas Económicas Globales”, el Fondo pronostica una inflación de 6,7 por ciento para 2011 y de 6 para 2012. Para combatir lo que el FMI considera un desborde inflacionario, exhortó a tomar adicionalmente medidas de política fiscal –más ajuste– que permita “ralentizarse tras un rápido crecimiento del gasto público en muchos países el año pasado”. “Nosotros vamos a seguir trabajando para crecer más. Argentina necesita incorporar ciudadanos al mercado de trabajo, al consumo”, enfatizó Boudou.

Eyzaguirre alentó la puesta en práctica de “medidas macroprudenciales”, entre las que incluyó los controles al ingreso de capitales especulativos. Es uno de los escasos temas sobre los que el Fondo cambió su tradicional visión de apertura irrestricta a los capitales financieros. Como institución se pronunció recién hace dos semanas, por primera vez, en favor de ese tipo de controles en países emergentes, como una herramienta más para enfrentar riesgos de desequilibrio macroeconómico. “El gran volumen de estos flujos hace que en ocasiones no se pueda prevenir a las economías del descarrilamiento con las tradicionales medidas monetarias y fiscales”, reconoció. De todos modos, aseguró que la eventual proliferación de este tipo de controles “puede crear disturbios en el sistema financiero internacional”.

Otra de las grandes preocupaciones que parece desvelar al directivo del Fondo es el “desafío social” para la región que suponen los altos precios de los alimentos. “Incluso los países exportadores de alimentos se enfrentarán al reto de proteger a los más pobres”, afirmó. Sobre este tema expresó su rechazo a la aplicación de “subsidios generalizados”. Los exportadores de materias primas y países más integrados en las finanzas globales deberán gestionar los fuertes “vientos de cola” sin aplicar medidas distorsivas, sostuvo. En esa categoría incluyó a Brasil, Perú, Chile y Argentina.