Mar 10.05.2011

ECONOMíA  › STANDARD & POOR’S LE BAJó LA NOTA A SU DEUDA Y VOLVIERON LOS RUMORES DE DEFAULT

Grecia sigue caminando por la cornisa

La principal preocupación radica en el nivel de contagio que podría tener una eminente reestructuración de la deuda griega en las economías de España y Portugal. La Bolsa de Madrid retrocedió ayer un 2 por ciento.

La posibilidad de que Grecia se recupere es cada vez más remota en el corto plazo. Los problemas de déficit presupuestario y la necesidad de continuos ajustes en su gasto derivaron en que la agencia de calificación Standard & Poor’s redujera en dos escalones la nota –a la categoría de “B” para el largo plazo y a “C” en el corto– de su deuda. Moody’s coincidió también en que estudiaba reducir la calificación de Grecia. La principal preocupación radica en el nivel de contagio que podría tener una eminente reestructuración de la deuda griega en las economías de España y Portugal. Analistas coinciden en que derivará inmediatamente en una suba de cien puntos básicos en el riesgo país de esos países. Ayer los papeles de la Bolsa de Madrid cerraron con una retroceso de 2 por ciento.

La incertidumbre generada en torno del elevado endeudamiento griego tuvo su correlato en los movimientos de la moneda comunitaria, que se retrajo a 1,425 dólar, su mínimo en tres semanas –luego de negociarse la semana pasada cerca de 1,50 dólar– y en la cotización de los índices del Viejo Continente, los cuales exhibieron bajas generalizadas. La plaza española fue la más castigada, con una caída del Ibex en torno del 2 por ciento, seguido por los respectivos índices de Milán (1,3), París (1,25), Frankfurt (1,1) y Londres (0,6).

Las alertas de insolvencia griega comienzan en 2009. En diciembre de ese año Standard and Poor’s pone la deuda griega en vigilancia, con perspectiva negativa, lo mismo que hizo el mes pasado para los títulos del Tesoro estadounidense. Ese mes Fitch se convierte en la primera en degradar la deuda de Atenas, que se desploma en un 6 por ciento, mientras se incrementa la prima de riesgo respecto de los papeles alemanes. Finalmente, antes de cerrar el ejercicio 2009, S&P y Moody’s recortan la nota sobre la deuda a “BBB+” y “A2” respectivamente. En marzo de 2010 Moody’s lleva la calificación a “B1”, rebajando la nota en tres peldaños. Luego la situación se volvió insostenible y el 11 de abril de 2010 la Unión Europea se vio forzada a rescatar a Grecia para evitar el default. El largo derrotero concluye, al menos por ahora, con una nueva rebaja de S&P, de dos escalones, hasta la categoría “B” y “C”. Además, Standard and Poor’s anunció que mantiene esa calificación bajo vigilancia negativa, lo que implica que podría volver a bajarla.

Las autoridades del gobierno helénico inmediatamente se manifestaron en desacuerdo con la medida de la agencia y pusieron en duda su fiabilidad. El documento de la calificadora replica que la rebaja refleja “el creciente parecer” de los países de la eurozona al hecho de que Grecia extienda los plazos de vencimiento del rescate concedido un año atrás para evitar el descalabro de sus finanzas. Standard and Poor’s especula con que estos países “probablemente intentarán” que los acreedores privados también amplíen los vencimientos en préstamos y bonos. El documento indica que la posibilidad de que el sector privado “comparta esa carga” supondría un canje de deuda desventajoso.

Para evitar que la situación griega arrastre al resto –principalmente a las economías de España y Portugal–, los países de la Unión Europea analizan la posibilidad de un segundo plan de rescate para el país mediterráneo. La decisión de estas naciones se basa en que el agravamiento de las condiciones financieras impedirán a Grecia salir al mercado el año próximo en busca de financiamiento, tal como estaba previsto en el actual programa de asistencia de 110 mil millones de euros. “Es inevitable que examinemos el plan griego y veamos qué pueden hacer para pasar el próximo año, pero eso puede implicar asistencia adicional, por ejemplo, de la eurozona”, dijo el ministro de Finanzas británico, George Osborne, quien dejó en claro además que el Reino Unido no piensa poner más ayuda en Grecia. En cambio, se mostraron dispuestos a rebajar los intereses que le cobra por la ayuda de 110.000 millones de euros que le concedió. El país necesita alrededor de 30.000 millones de euros adicionales en 2012 para refinanciar su deuda que no están contemplados en el actual plan de rescate.

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