ECONOMíA › MEJORó LA DISTRIBUCIóN DEL INGRESO EN EL SEGUNDO TRIMESTRE
La mayor creación de puestos de trabajo influyó en la reducción de la brecha entre ricos y pobres. El coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad por ingresos, se ubicó en el nivel más bajo desde la salida de la convertibilidad, según informó el Indec.
› Por Javier Lewkowicz
La distribución del ingreso mejoró en el segundo trimestre de 2011 respecto del mismo período del año pasado, según informó ayer el Indec. El 10 por ciento de la población con mayores ingresos obtuvo 20,87 veces más que el decil más pobre, mientras que en 2010 esa relación se ubicaba en 21,67. En tanto, el coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad en la percepción de ingresos –donde cero es el nivel de mayor igualdad y uno es la expresión de mayor desigualdad– se ubicó en 0,432 para la población según la escala de ingreso per cápita familiar, el nivel más bajo desde la salida de la convertibilidad. Un año atrás ese valor era de 0,442. La mejora en la distribución del ingreso entre los más ricos y los más pobres se explicaría más por la creación de empleo y la política de ingresos oficial que por la evolución del salario real.
En el universo de los trabajadores ocupados, el 10 por ciento más acomodado obtuvo el 27,5 por ciento de los ingresos totales, mientras que el 10 por ciento más desfavorecido sólo recibió el 1,3 por ciento. Es decir que el total percibido por los mejores remunerados fue en el segundo trimestre 21,15 veces mayor que lo obtenido por los peores pagos. La brecha entre los ocupados mejoró respecto del año pasado, cuando se ubicó en 22,15, pero no a causa de un aumento en la participación del decil más pobre, sino por una redistribución desde el decil mejor pago hacia los sectores intermedios.
Ese fenómeno se observa con más nitidez al analizar el ingreso individual. La distancia entre los ingresos de la población de ingreso medio frente a los ocupados más pobres fue de cuatro veces en el segundo trimestre de este año, superior al 3,6 registrado el año pasado. En cambio, la distancia entre los mejor pagos y los de rango medio se achicó levemente. Esto significa que los trabajadores de ingreso medio obtuvieron mejoras tanto respecto de los más pobres como en relación con los mejor pagos. La desigualdad medida por Gini, que justamente otorga mucho peso a los ingresos medios, bajó en el año de 0,406 a 0,391.
Por otro lado, la distancia entre el ingreso de los trabajadores mejor y peor remunerados fue de 8,3, más alta que el 8 registrado en 2010. Como la distancia entre los ingresos más altos y los más bajos se agrandó, pero sin embargo mejoró la brecha entre la porción total del ingreso percibido por cada grupo, podría haber habido creación de empleo entre los más pobres. Es decir, un efecto empleo habría primado sobre el efecto salarios.
Si se toma en cuenta el ingreso per cápita familiar medido por hogar, la brecha entre el decil más rico y el más pobre fue de 7,33 veces, una caída frente a las 8,10 veces que se registró en 2010. Los más ricos pasaron de recibir el 23,5 por ciento de los ingresos totales al 22 por ciento, mientras que los más pobres subieron de 2,9 a 3 por ciento. En términos de ingreso por hogar, la brecha entre los dos extremos pasó de 8,6 a 8,2. También bajó la distancia entre los hogares con mayores ingresos y los de ingreso medio, mientras que se mantuvo igual la brecha entre los de ingreso medio y los más pobres. El coeficiente de Gini para todas las personas según el ingreso por cápita familiar pasó de 0,442 a 0,432, y de esa forma llegó al nivel más bajo de la serie que comienza en 2003.
El alza en la tasa de empleo que registró el Indec en el segundo trimestre de 2011 respecto del mismo período de 2010 fue de 42,5 a 42,3 por ciento de la población total. Si esa suba se dio en los sectores sociales más castigados, podría explicar parte de la mejora en la distribución del ingreso ya que, como se mencionó antes, la población ocupada verifica una reducción de la brecha más por creación de empleo que por salarios. Además de ese efecto, la política de ingresos oficial también podría haber contribuido a mejorar la distribución del ingreso, a través de la ampliación en el número de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y el alza en términos reales de las jubilaciones.
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