ECONOMíA › ANTECEDENTES DE LA REFORMA Y UN PROYECTO ANTERIOR DE MARCO DEL PONT
La necesidad de reformar la Carta Orgánica ya había sido advertida por la entonces diputada en 2007, que presentó un proyecto resistido por el poder financiero. “No sabés con quién te metés”, le advirtió entonces Redrado a Mercedes Marcó del Pont.
› Por Tomás Lukin
En 2007, Mercedes Marcó del Pont, entonces diputada nacional, presentó un proyecto de ley para ampliar los objetivos del Banco Central. Esa iniciativa mantenía como misión fundamental de la entidad el control de la inflación, pero establecía que esa meta debía lograrse en forma consistente con el sostenimiento de un alto nivel de actividad y empleo. La propuesta fue resistida por el establishment financiero y contó entre sus principales detractores a Martín Redrado, entonces titular del organismo. La necesidad de reformar la Carta Orgánica del Banco Central fue desplazada de la agenda hasta 2010, cuando Marcó del Pont desembarcó en la conducción de la autoridad monetaria. Ese mismo año el legislador del FpV Héctor Recalde recicló el viejo proyecto de la funcionaria y presentó en el Congreso una iniciativa. Aunque la presidenta Cristina Fernández de Kirchner remarcó la necesidad de cambiar la matriz neoliberal del BCRA, las propuestas no tuvieron tratamiento legislativo.
“Esos proyectos eran superficiales, ésta es una reforma integral”, afirmó Marcó del Pont sobre la iniciativa que al cierre de esta edición aguardaba el voto de los senadores. Como figuraba en los proyectos cinco años atrás, los cambios redireccionan el accionar del organismo hacia la economía real al ampliar los objetivos para considerar junto con la inflación, el empleo, el desarrollo económico y la estabilidad financiera. Pero, a su vez, la reforma amplía el arsenal de herramientas del BCRA para regular y orientar el crédito, subsana las limitaciones al accionar del banco que habilitaban nichos de negocios financieros, potencian la capacidad del financiamiento del organismo al Tesoro, institucionaliza la posibilidad de utilizar reservas de libre disponibilidad para cancelar deuda y extiende el alcance de su marco regulatorio.
Marcó del Pont contó que cuando presentó su iniciativa, hace cinco años, recibió un llamado del titular del organismo, Martín Redrado: “‘No sabés con quién te metés’, me dijo el entonces presidente del Banco Central”. El proyecto no llegó a tratarse en el Congreso, la oposición había dado el visto bueno para debatir los cambios, pero faltó voluntad política del Gobierno. Durante su gestión al frente del Banco Nación, la funcionaria no insistió con la necesidad de modificar la legislación, pero desde que desembarcó en el Central buscó reinstalar el debate.
Los motivos que impulsaron su llegada, el debate alrededor del uso de reservas para pagar deuda, pusieron en evidencia la necesidad de repensar las funciones y atribuciones del organismo. Pero las limitaciones y restricciones con las que se encontró la funcionaria para intervenir en la promoción del crédito, la bancarización y la regulación de la actividad financiera terminaron de dar forma a los cambios plasmados en la flamante legislación.
Durante las Jornadas Monetarias que organizó la entidad en 2010, CFK destacó la necesidad de “reformular el rol de los bancos centrales, no podemos seguir con las mismas ideas monetaristas que nos llevaron al actual desastre internacional”. El progresivo desmantelamiento del entramado neoliberal estuvo acompañado por la emergencia de un nuevo discurso del BCRA. Según explicó en distintas oportunidades Marcó del Pont, cualquier modificación legislativa será incompleta si “en materia de política monetaria y financiera continúa predominando la concepción ideológica ortodoxa neoliberal, por eso tenemos que hacer un esfuerzo en el debate teórico”.
Para eso, el listado de participantes y los temas de discusión en los eventos del organismo marcaron un quiebre respecto de la tradición del BCRA desde 1982, cuando comenzaron a realizarse las Jornadas Monetarias. Los tradicionales oradores del establishment financiero internacional y local fueron reemplazados por exponentes de visiones alternativas de la economía.
En 2010, Recalde presentó un nuevo proyecto para reformar la Carta Orgánica. La iniciativa, que ampliaba los objetivos del organismo y explicitaba la necesidad de coordinación entre el Banco Central y el Ministerio de Economía, tampoco prosperó. Seis meses atrás, por instrucción de CFK, Marcó del Pont comenzó a preparar una nueva reforma, que tenía como punto de partida su proyecto de 2007, pero que tomaba en cuenta las restricciones con las que se había encontrado desde su desembarco en el BCRA. El largo recorrido terminó su etapa de diseño a principios de marzo, cuando la Presidenta anunció el envío de la reforma al Congreso y hoy empieza su implementación. El debate parlamentario demoró tres semanas, pero la desarticulación del entramado neoliberal comenzó hace más de un lustro.
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