El dólar quedó a un paso de la marca de 2,80 pesos vaticinada por Alfonso Prat Gay hace un semestre. Exactamente en 2,81 para la venta en las casas de cambio, cuatro centavos por debajo del cierre anterior. Fue el precio más bajo desde fines de marzo de 2002. Y el Banco Central impidió un retroceso más importante, al sostener la paridad adquiriendo 91 millones de dólares en el mercado, la mayor compra del año. Las reservas del Central, en este contexto, ya superaron los 11.000 millones de dólares.
En la semana, el Central absorbió 218 millones de dólares pero no pudo impedir la baja de 10 centavos en el tipo de cambio. Un director de la autoridad monetaria admitió en diálogo con este diario que queda una sola restricción cambiaria importante: la imposibilidad de comprar y girar al exterior más de 300 mil dólares mensuales. Pero que era improbable sacar esa traba antes del ballottage.
La razón principal de la baja del dólar radica en la ausencia de demanda de billetes verdes, en un contexto de fuerte superávit comercial. Los bancos, que cuentan con la posibilidad de retener divisas por hasta 10 por ciento de su patrimonio, rehúyen de esa capacidad y le venden al Central todos los dólares que absorben de los exportadores. Las fuertes compras de dólares por parte del Central impulsaron a las reservas, que ya alcanzan los 11.100 millones de dólares.
Un dato que no pasó inadvertido para varios bancos fue la abrupta caída de los amparos. En dos entidades líderes comentaron a este diario que ayer, por primera vez desde el corralito, no recibieron ningún reclamo judicial. Tal realidad sería consecuencia de la baja del dólar ya que beneficia a los ahorristas atrapados. Si adhieren a la propuesta oficial, pueden recuperar el 91 por ciento del depósito original.
Cerca de Roberto Lavagna observaron el nuevo retroceso del dólar con resignación. El ministro apuesta a un dólar más cercano a los 3 pesos para no perder recaudación por las retenciones a las ventas al exterior. Tampoco quiere que la economía pierda competitividad, en especial respecto a la brasileña donde ayer el real se depreció (ver recuadro aparte).
En el equipo económico creen que la demanda de divisas podría despegar a medida que avancen las renegociaciones de las empresas que adeudan divisas al extranjero y que cayeron en cesación de pagos. Entre esas compañías figuran líderes sectoriales como Telecom, Acindar, Transportadora de Gas del Sur, Central Costanera y Multicanal.
El escollo de la dupla Lavagna-Prat Gay para sostener el tipo de cambio radica en las metas monetarias acordadas con el Fondo. El Central tiene acotado el volumen de emisión de pesos para comprar dólares en el mercado. Si bien la pauta definitiva se está discutiendo con la misión del FMI, el acuerdo de palabra permitiría la emisión neta de entre 700 y 750 millones de pesos mensuales para comprar divisas. Apenas un tercio del superávit comercial. Esta relación explica la expectativa bajista sobre la paridad cambiaria por parte de los financistas.
Esa perspectiva quedó reflejada en el mercado de los futuros. Para fines de mes, el dólar terminó en 2,82 pesos, apenas un centavo por encima del cierre de contado. El dólar cotizó a 3 pesos en los contratos con vencimiento a fines de setiembre.
La calma financiera, que incluyó caídas en las tasas de interés, incentivó a los inversores en acciones. Lejos del derrape de comienzos de la semana, cuando se hundió la esperanza de los financistas de una segunda vuelta entre Menem y López Murphy, el índice de acciones líderes MerVal finalizó ayer con un alza del 3,7 por ciento. Frente a este contexto de calma, un alto ejecutivo de un banco de capital nacional dio su impresión: “Aunque no gane nuestro preferido (Menem), creemos que Kirchner respetará las reglas del mercado”. La city empezó a hacer de nuevo sus apuestas.