El gobierno de México reclamará por la suspensión que Argentina aplicó del acuerdo automotriz ante organismos internacionales y amenazó con desplegar represalias comerciales. No descartó, de todas formas, renegociar el acuerdo, al igual que como lo hizo con Brasil. El límite al libre comercio que logró imponer la administración de Dilma Rousseff en el intercambio con México constituye el principal argumento que esgrime Argentina para justificar la suspensión. “Es claro que ante el freno que impuso Brasil, las automotrices mexicanas iban a colocar su excedente en el mercado argentino, donde existe libre comercio. Por eso se suspendió el acuerdo”, explican fuentes argentinas. El Gobierno llamaría a una reunión a realizarse en agosto para lograr una renegociación.

El Acuerdo de Complementación Económica (ACE-55) firmado en 2002 establecía un régimen de desgravación arancelaria entre los países del Mercosur y México, y en 2006 se alcanzó el libre comercio. Diferente ritmo en el nivel de consumo y competitividad de los países del bloque en relación con México y una estrategia de las multinacionales de enfocarse en la venta de autos hacia la región, en vistas al ralentamiento del mercado norteamericano, forman parte de un conjunto de factores que explican por qué el esquema liberal resultó en un comercio crecientemente deficitario tanto para Argentina como Brasil. La renegociación que obtuvo Brasil, a partir de esta situación, desató la suspensión argentina.

El gobierno mexicano, en diálogo con este diario, expuso sus motivos. “Las importaciones de autos de Brasil crecieron un 70 por ciento de 2010 a 2011, es un argumento comercial sólido. La renegociación no tiene por qué tener impacto sobre Argentina”, explicó Rogelio Granguillhome, jefe de Asuntos Económicos de la Cancillería mexicana. “Si un tratado de libre comercio multilateral queda rengo, es obvio que hay que renegociar”, responden desde el Gobierno. En la cumbre del G-20, Cristina Fernández planteó a Felipe Calderón, presidente de México, que era necesario equilibrar el comercio bilateral, que muestra un déficit de unos dos mil millones de dólares anuales, y de 800 millones en autos. Allí la mandataria presentó un listado de productos que incluía autos y autopartes, pero también bienes primarios, maquinaria agrícola, medicamentos y equipamiento médico para que México adquiera.

“Aplicaremos mecanismos legales para impugnar la suspensión del acuerdo, con presentaciones ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), donde también reclamaremos por la política comercial argentina. Teníamos un proceso abierto de diálogo y se tomó una medida unilateral”, indicó Granguillhome, y aseguró que México estaba dispuesto a aumentar sus importaciones en 800 millones de dólares. El gobierno nacional resalta que en marzo solicitó rever las condiciones del acuerdo y que no hubo ninguna respuesta.

De todas formas, ambos gobiernos tienen presente la posibilidad de retomar próximamente el diálogo para renegociar los términos del ACE-55. “Sin perjuicio de las medidas que tomaremos al respecto, tenemos disposición al diálogo”, afirmó el funcionario mexicano. También Argentina concibe la suspensión como un paso previo para volver a sentarse a negociar con más cartas en la mano. En agosto, Argentina convocaría a una cumbre del grupo de países que conforman el ACE-55, el Mercosur y México, para retomar formalmente la negociación. El gobierno de México, a la luz de este conflicto, también salió a criticar la política económica argentina y resaltó supuestas bondades del libre comercio, que ese país despliega en forma intensa con Estados Unidos.