Los emprendimientos premium de la industria de la construcción utilizan una gran cantidad de productos de terminación, siendo los más relevantes porcelanatos, pisos de madera y sus terminaciones, marcos, hojas y vidrios especiales aplicados a los no menos tecnológicos perfiles de las aberturas, alfombras y sofisticados revestimientos. En función del crecimiento de la economía argentina, en contraste con la crisis de Estados Unidos y Europa, los fabricantes de esos productos de esos países destinan los excedentes que no pueden vender en sus propios mercados al nuestro.

El Banco Central de la República Argentina restringió oportunamente a los representantes de esas firmas el giro de utilidades a sus casas matrices para que parte de esos recursos sean reinvertidos en el país.

Las inversiones no se han realizado y, por el contrario, los representantes locales de los fabricantes del exterior importan los productos descriptos declarando quebrantos contables desde el 2011, lo que les impide concretar por falta de caja las reinversiones comprometidas.

Como el “valor de transferencia”, independientemente del producto que se trate, es el que define dónde será registrada la utilidad, a mayor valor del exportador extranjero, menor rentabilidad de la filial o representación en Argentina.

Por ello, el Banco Central, el Ministerio de Industria y la AFIP tienen hoy la difícil tarea de evitar que filiales o representantes de empresas extranjeras definan con sus casas centrales el aumento de los valores en origen, denominado “valor de transferencia”. Esto les permite girar por el mercado oficial de cambios las utilidades realizadas en años anteriores, con la correspondiente merma en la recaudación impositiva por hacer figurar quebrantos contables ficticios, la pérdida de divisas y el incumplimiento de las inversiones prometidas.

* Empresario maderero.