ECONOMíA › CRíTICAS DE ROUBINI
“Desafortunadamente, Argentina está alejándose de las reformas estructurales hacia un modelo de crecimiento donde el principal impulso viene desde el Estado”, advirtió ayer el economista turco y consultor Nouriel Roubini. Por videoconferencia, el analista reconocido por anticipar las consecuencias de las hipotecas subprime, cuestionó en la Convención de la Cámara de la Construcción la dirección que están tomando “muchas” economías emergentes en Asia y América latina, entre las que ubicó a la Argentina. El dueño de la consultora RGE Global Economonitor reclamó mayores medidas “orientadas hacia el mercado” y lamentó el mayor rol del Estado, las expropiaciones de empresas, el proteccionismo y los controles de capitales.
Roubini realizó un análisis básico de la crisis internacional y presentó un escenario pesimista: los problemas en la Eurozona no sólo no van a ceder sino que amenazan con profundizarse y existen posibilidades de que Grecia salga del euro a fines de 2013, la recuperación de Estados Unidos es mediocre y el país deberá impulsar medidas de austeridad, el modelo de crecimiento de China no es sostenible y podría experimentar un “aterrizaje forzoso” y, finalmente, señaló que los problemas geopolíticos en Medio Oriente podrían disparar mayores tensiones en materia financiera y económica.
En ese escenario donde consideró urgente abordar los problemas fiscales, el economista destacó el rol de los países emergentes como motor del crecimiento a nivel global, pero cuestionó la orientación de las políticas económicas de algunos de esos países. El contenido del discurso de Roubini contra la recuperación de Estados activos que intervienen en la economía y el reclamo de “una mayor apertura comercial e integración con el mundo” es el mismo que realizó el mes pasado durante un foro en Buenos Aires y en distintos almuerzos que mantuvo con banqueros y empresarios de la construcción.
Si bien el consultor mencionó a un grupo de países como China, Rusia y “América latina”, el listado de cuestionamientos pareció armado a medida de la Argentina. Entre los aspectos negativos de los países emergentes incluyó el mayor rol del Estado en materia empresaria, las políticas “más agresivas” de colocación de crédito, la expropiación de compañías, la administración comercial y las restricciones a las importaciones y los controles de capital. Todos esos elementos forman parte de las políticas económicas desplegadas por el Gobierno desde 2003 y, con más fuerza, desde 2008.
En sintonía con el tradicional discurso neoliberal dominante en los años noventa, Roubini reclamó mayor apertura comercial, medidas orientadas al mercado y más integración con el resto del mundo. “En el largo plazo el sector público no puede ser el principal contribuyente al crecimiento económico, sino que el impulso debe provenir desde el sector privado”, remarcó. Para reducir su exposición a los riesgos globales, el profesor de la Universidad de Nueva York reclamó que los países de América latina opten por una mayor apertura comercial, atraigan Inversión Extranjera Directa, controlen la inflación y mantengan una política fiscal sólida.
El economista intentó balancear su análisis pesimista al destacar el rol más activo que tomó el Banco Central Europeo para adquirir deuda de los países de la periferia –Grecia, España, Irlanda, Portugal, Chipre y Eslovaquia– así como el relajamiento de la posición de Alemania. Además, ponderó los avances del proceso de “globalización”, la buena situación financiera que exhiben las empresas para invertir y la creciente demanda de China. “Los aspectos positivos tendrán efectos en el largo plazo y los negativos pueden golpear en el corto plazo. A menos que abordemos los problemas fiscales, los elementos positivos no van a importar”, concluyó Roubini.
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