El Producto Interno Bruto (PIB) registró una suba interanual de apenas 0,7 por ciento en el tercer trimestre, según informó ayer el Indec. En los primeros nueve meses acumula un incremento de 1,8 por ciento. La leve mejora estuvo apuntalada por el consumo público y privado, mientras que la producción de bienes y la inversión volvieron a caer.

El consumo privado, uno de los principales componentes del producto, trepó 2,1 por ciento en términos interanuales, aunque evidenció una desaceleración en comparación con el primer trimestre (7 por ciento) y el segundo (4,2 por ciento). El consumo público mantuvo una tendencia similar. Creció 5,6 por ciento interanual, menos que el 9 por ciento que había subido en los primeros tres meses del año y el 6,8 por ciento del segundo trimestre.

El sector servicios también tuvo un desempeño positivo al trepar 2,6 por ciento por el buen desempeño de los bancos y telefónicas. La producción de bienes, en cambio, cayó un 2 por ciento, confirmando lo que el Indec ya había adelantado a través de la difusión de diversos informes sectoriales. El organismo oficial de estadísticas informó a mediados de octubre que la industria había retrocedido un 2,5 por ciento interanual en el tercer trimestre, fundamentalmente por la contracción de la producción automotriz, el acero y el cemento que en septiembre, por ejemplo, cayeron 13,7 por ciento, 13,5 y 15,4 por ciento respectivamente. En el caso de los autos, la caída se debió a la menor demanda de Brasil, el principal socio comercial del país, y a las restricciones a las importaciones que aplicó el Gobierno.

La construcción fue otro de los sectores que tuvo un flojo desempeño en el tercer trimestre, con una caída interanual de 6,3 por ciento. Esta actividad es clave por el nivel de empleo que genera y las industrias asociadas que tracciona. El estancamiento de Brasil y el delicado panorama de Europa no representaron una amenaza específica para un sector que produce bienes no transables (no susceptibles de ser importados y exportados), pero el mismo es muy dependiente de las expectativas. Por eso sintió el impacto de la crisis de las hipotecas subprime en el cuarto trimestre de 2008, antes que otras áreas con vínculos con el sector externo. Las restricciones para la compra de divisas también impactó en la construcción. Los precios de las propiedades comenzaron a fijarse a un valor intermedio entre el dólar oficial y el dólar negro. Por lo tanto, quienes no podían acceder a los dólares tuvieron que convalidar precios hasta un 30 por ciento más caros o retirarse del mercado. Por último, también hay que tener en cuenta que en 2011 la obra pública creció fuerte durante la campaña electoral y este año, sin elecciones, se desaceleró.

La inversión también retrocedió fuerte en el tercer trimestre impactando en el PIB. Según informó ayer el Indec, cayó 3,5 por ciento interanual. Esta caída se debió al decrecimiento del 5,1 por ciento de la inversión en construcciones y a la disminución del 2,1 por ciento en equipos durables de producción. Dentro de este último agregado, para el componente nacional se estimó un crecimiento del 3,9 por ciento y para el componente importado la caída fue del 5,1 por ciento. Este último dato revela el impacto provocado por las restricciones a las importaciones que implementó el Gobierno para preservar el superávit comercial en un contexto de continua apreciación real del peso. La contracara fue el impacto en la actividad. Numerosas empresas tuvieron que disminuir su producción en algún momento del año, ya sea por falta de insumos importados o por la dificultad para conseguir maquinarias o repuestos.