El Gobierno les dio plazo hasta hoy a los integrantes de la cadena triguera para que normalicen la distribución del cereal en el mercado interno. Si eso no ocurre, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, podría aplicar la Ley de Abastecimiento y decomisar el trigo estoqueado. “Estamos haciendo un relevamiento de todos aquellos acopiadores o empresas exportadoras que pueden llegar a tener un stock de trigo y no lo quieren entregar”, aseguró el miércoles el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, dejando en claro que ya saben dónde tienen que ir a buscar la producción que falta y que en las últimas semanas presionó al alza el precio de la harina.

Por el lado empresario, los distintos eslabones juegan al Gran Bonete y nadie se hace responsable por lo que está ocurriendo. Los exportadoras aseguran que las existencias que tienen las están vendiendo a los molinos, por lo que atribuyen los problemas de abastecimiento a la actitud de productores. Estos últimos, por su parte, dicen que ya vendieron lo que tenían y que si falta es porque la producción fue escasa, debido a supuestos desincentivos oficiales. “Hay que decirle a Moreno que no amague con aplicar una ley; que entienda que el trigo no se fabrica, se produce. Y que por más que apliquen leyes, no hay trigo en la Argentina. No alcanzó porque se sembró muchísimo menos que cuando arábamos con caballos”, sostuvo el productor agropecuario y legislador radical Ulises Forte.

Los datos oficiales, no obstante, desmienten los dichos de Forte. Según el Ministerio de Agricultura, la producción de trigo 2012/13 fue de 9,1 millones de toneladas, mientras que la Bolsa de Celerales de Buenos Aires aseguró que llegó a 9,6 millones. Este volumen permitiría contar con un pequeño saldo excedente, de 715.000 a 1.230.000 toneladas según la fuente, luego de abastecer al consumo interno y a las exportaciones, aunque algunos analistas afirman que la calidad del cereal no es buena de acuerdo con el estándar que requieren los panificados, lo que dio lugar a las crecientes especulaciones.

En este contexto, el precio de la bolsa de 50 kilos de harina que la molinería le vende a las panaderías subió de 150 a 300 pesos desde marzo, repercutiendo fuerte en los panificados, producto central en el consumo popular. El kilo de pan llegó a 20 pesos en algunos casos. Por eso, Moreno dijo ayer que decomisará el trigo en caso de no mejorar la situación en el mercado local. Desde la Secretaría de Comercio Interior prefirieron no adelantar cómo se llevaría a cabo la venta compulsiva del trigo acumulado, con la idea de “ver cómo reacciona el sector”. Si no hay novedades del lado empresario, hoy se comenzará a develar la estrategia oficial.