Ayer concluyó la tercera revisión del acuerdo vigente por parte de la misión del Fondo Monetario. Y en el Ministerio de Economía aseguran que el Gobierno pasó sin mayores problemas el examen. “La revisión ha terminado, se sobrecumplieron las metas monetarias y fiscales, y se comenzó a hablar sobre las pautas para un acuerdo a largo plazo, que podría contener una refinanciación de los vencimientos posteriores al 31 de agosto”, informó el vocero de Lavagna, Armando Torres.
Fue una semana difícil en las relaciones con el Fondo, pero, a diferencia de otras épocas, todo indica que por estos tiempos los burócratas del organismo prefieren regresar a Washington silvando bajito antes que confrontar abiertamente con la administración Kirchner.
El miércoles, en una entrevista en el Financial Times, Lavagna avisó que el Gobierno pretendía una amplia refinanciación de los vencimientos con el FMI, Banco Mundial y BID, con un período de gracia de varios años. “No podemos pagarle al mismo tiempo a los acreedores privados y a los organismos”, afirmó el ministro. Así, dejó en claro que, una vez que expire en agosto el actual acuerdo con el FMI, los organismos deberían sacar también número en la larga fila de acreedores de Argentina. El vocero de Lavagna negó ayer que esas declaraciones hayan creado malestar en la delegación fondomonetarista. Pero, sin duda, ésta tomó nota.
El jueves, con la plana mayor de los negociadores del FMI en Buenos Aires, el Gobierno anunció el aumento de salarios y jubilaciones mínimas, una medida siempre está tachada con rojo en los manuales del Fondo. Sin embargo, ni John Dodsworth, flamante representante residente del organismo en Argentina, ni John Thornton, jefe de la misión, plantearon oficialmente, su disconformidad.
Ahora, el directorio del FMI deberá evaluar si da el “okay” para avanzar con un nuevo acuerdo. En Economía se conforman con que se pueda anunciar, cuanto antes, la refinanciación de 6.300 millones que vencen entre septiembre y diciembre.